OpiniónJueves, 6 de junio de 2024
El secuestro político del Perú, por Eduardo Vega Marisca

¿Usted dejaría que lo opere un estudiante de primer año de medicina? ¿Viajaría en bus interprovincial conducido por una persona que acaba de obtener su licencia? ¿Dejaría que un profesor o maestro le enseñe cursos prácticos si solo trabaja cada 4 o 5 años? ¿Se daría el lujo de rotar permanentemente al personal de su empresa, contratando gente sin experiencia o que trabaja eventualmente cada 4 o 5 años? ¿Dejaría que sus competidores le hagan auditorias contables y/o que diseñen sus campañas de marketing? ¿Pagaría usted el financiamiento de las campañas de publicidad de sus competidores? ¿Aceptaría que le limiten sus inversiones para salvar su propia empresa? ¿Dejaría que un grupo de personas solo le permitan ejercer su profesión trabajar cada 5 años? ¿Validaría el tener que dejar de contratar a los mejores profesionales porque la Ley lo obliga a tener la mitad de las personas de cada sexo?

Si la respuesta a todo lo anterior es un rotundo no, ¿Por qué permitimos que la política nacional se desarrolle con trabas equivalentes a las anteriormente mencionadas?

Sé que la clase política peruana probablemente sea una de las más odiadas e ineficientes que existe en la región (uno nunca sabe si hay peores), pero esta es la realidad que actualmente nos aqueja, donde cada vez aparecen más mediocres y/o embusteros que solamente se presentan en las elecciones para “exprimir” al Estado tanto como les sea posible; habida cuenta que dentro de poco nadie los recordará porque solo dan paso al ingreso del siguiente desconocido.

En efecto, cada vez son menos las personas que entran en la política para hacer de ella profesión/ocupación; y aquellos que se presentan en su mayoría no pasan de ser alguna personalidad de la cual no valdrá la pena recordar su gestión, salvo honrosas excepciones. Y si acaso en realidad valió la pena haberlos colocado en dicha posición (Honrosas Excepciones), los peruanos diseñamos al sistema lo suficientemente pernicioso para que se pierdan en el olvido.

Gracias a las maniobras de Vizcarra, y otros tantos ladinos que hemos visto actuando y opinando sobre la política nacional, debidamente apoyados por un segmento de la prensa; en cuestión de unos cuantos años, hemos dilapidado todo el sistema político nacional junto a la integridad de varias instituciones autónomas con tanta vehemencia y obnubilación que, hoy en día, nadie quiere apoyar ninguna reforma del sistema que permita reivindicarlo, y peor aún, hemos ahuyentado a todos los profesionales calificados para que se atrevan a postular a dichos cargos.

Hay que empezar a reconocer que las afamadas reformas, contra las que se intenta luchar a través de las famosas ya desprestigiadas “contrarreformas”, en realidad tienen secuestrado todo el aparato político nacional, y si no se empieza a dar más libertad para la autogeneración de iniciativas políticas reales la creación de partidos políticos con ideologías genuinas probablemente nunca ocurra.

¿A quién se le ocurre pensar que porque se obliga a los partidos a intercalar entre sus candidatos a hombres y mujeres entre números pares e impares incrementará la representación femenina en el parlamento o los consejos municipales? Peor aún, ¿Qué clase eficiencia nos garantiza esa propuesta? Si mañana se quisiese hacer una lista solo de mujeres, un partido feminista o LGTB sería imposible inscribirlos.

Lo más irónico de todo esto, es que paulatinamente se ha venido convenciendo a la población de que todos los cambios anteriores eran necesarios y que mejorarían la performance de los actores políticos “tan venidos a menos” gracias a la permanente campaña de demolición a la que fueron sometidos; y que solamente generó el escenario perfecto para que muchos ejemplares de la peor clase accedieran a los escaños que otrora pertenecieron a ilustres e intelectuales.

Ahora mismo, se está llevando a cabo una nueva reforma que busca corregir las deformaciones que hemos delineado líneas arriba; y como es obvio los principales interesados en que prevalezca el caos del que vienen pescando a río revuelto, se han puesto en pie de lucha apuntando a los intentos de enmienda como Contrarreforma.

Y es que son tan descarados que encima de reconocer a la situación actual como inadecuada (generada además por ellos mismos), persisten en intentar imponer ecuaciones de equidad que no resultan igualitarias. ¡Hasta cuándo nos van a imponer como población que nuestros impuestos financien campañas en contra de los intereses del Estado! ¿O es que alguien cree que el Estado debe pagar una franja electoral (innecesaria e injusta) donde se promuevan las ideas de un drogadicto y asesino de policías? ¡O la de una activista anti minera como Mendoza! ¡Eso sí es un crimen de malversación! ¡Mejor devuélvannos el dinero!

Una vez más, ¿Por qué se debe imponer a los partidos que la mitad de sus candidatos sean de ambos sexos e intercalados? Si no hay más mujeres u hombres que quieren participar, ¡No los obliguen a llenar listas! ¡Dejen que cada lista se forme como mejor crean que sea posible! Si son solo mujeres, LGTB, o están intercalados, es problema de cada partido. Que cada partido baile con su pañuelo y con los fondos que sus ideas logren recaudar, si quieren ¡conviértalo en deducible de impuestos para que la cuenta sea 100% transparente! De paso, sabremos en realidad quién es quién, y no botamos los votos.

Si una persona quiere dedicarse a la política, ¡dejen que entregue su vida a ese servicio!, pero no le limiten el derecho de participar y reelegirse las veces que los votos le permitan continuar con su sueño, o ¿Es que también van a limitar la cantidad de años que una persona puede trabajar haciendo taxi, siendo administrador, abogado, contador o médico? Hay que dar espacio a quienes quieran hacer política en serio, así podrán hacer carrera en la forma que mejor crean posible. Nadie puede ser obligado a ser alcalde, y esperar para diputado, y luego para senador o incluso presidente; o que solo sea la cantidad de períodos que algunos envidiosos han visto por conveniente. Los votos hablarán por encima de las políticas impuestas por los envidiosos, así saldremos del secuestro al que nos metieron todos estos años.

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