La muerte del expresidente Alberto Fujimori puede generar un efecto dominó en nuestra política, sobre todo con cara al plano político del 2026. Y sin duda alguna, podrá haber varios perdedores, y serias opciones que el más perjudicado sea Antauro Humala.
Alberto Fujimori fue, sin duda alguna, el presidente que más hizo por el Perú en más de 200 años de historia. Sus gobiernos en la década de los noventa, especialmente el primero, cambiaron el rumbo del país. Eso lo sabemos todos, incluso la izquierda. Es por ello que Fuerza Popular estaba contando con su candidatura para el 2026, porque, en el fondo, el apoyo al ex jefe de Estado iba a ser como ningún otro. Era mucho más factible y sólido un plan con Alberto que con Keiko para los fujimoristas. Y es por ello que durante estos últimos meses, la izquierda ha estado arremetiendo con todo contra el exmandatario. Porque un hombre de 86 años podría haber sido su enemigo más complicado.
No obstante, esa opción ya se esfumó, cambiando así el panorama electoral. Por un lado, sin el expresidente Fujimori, Fuerza Popular tendrá que elegir un nuevo candidato, siendo Keiko la opción más tangible, pese a que, desde bambalinas, Kenji sería una opción que agradaría a más de uno. No obstante, es evidente que el fujimorismo ha perdido la posibilidad más concreta que tenían para llegar a la presidencia, perdiendo la que pudo haber sido su más grande oportunidad.
Otro que podría perder su gran chance, como dije al inicio de esta columna, es Antauro Humala. ¿Pero por qué? Si bien probablemente al asesino ex convicto el fallecimiento del ingeniero Fujimori le podría ser indiferente, dado que no compartía su visión política en lo absoluto, podría cambiar todo su plan.
Si recordamos, hace unos meses, se ideó un proyecto de ley en el Congreso para evitar que aquellos que habían cometido delitos dolosos no pudiesen postular a la presidencia. Diversas bancadas plantearon este proyecto de idoneidad para los candidatos a cargos públicos. Una propuesta legislativa que tenía, en realidad, nombre propio: Antauro Humala.
No obstante, el sector fujimorista del Congreso decidió sabotear dicho proyecto, dado que les generaba una gran complicación. Por un gran tiempo dicha propuesta estuvo atracada en la Comisión de Constitución del Congreso, presidida justamente por la fujimorista Martha Moyano. Los fujimoristas luego cedieron a la presión del pueblo y del Congreso y enviaron este proyecto al pleno, solo que con grandes cambios, lo que terminó en su desaprobación.
¿Qué había pasado?
Pues dicho proyecto podía evitar que Alberto Fujimori sea candidato a la presidencia. Esto debido a que no entraría dentro de la idoneidad que se quería plantear. Sin embargo, las cosas han cambiado, y tras el fallecimiento del expresidente, ya no habría razones para que los fujimoristas dilaten o traben más este debate sobre la idoneidad. Por lo que Antauro Humala ahora sí correría el riesgo de no poder participar en las próximas elecciones.
¿No habrá más etnocacerismo para el 2026? Esperemos.
Otro de los efectos dominó recae sobre el discurso de la izquierda. El sector caviar demonizaba a Fujimori, y era su principal relato para atacar a la derecha. No obstante, ahora la izquierda deberá encontrar un nuevo “diablo”, alguien a quien poner en la mira de sus críticas como hacían con Fujimori. Salvo se atrevan a seguir atacando a un muerto, lo que sería más que deplorable.
Sea como sea, el relato de la izquierda deberá cambiar, atacando a Fujimori o no. Han perdido uno de sus bastiones, su argumento estrella era culpar al ex jefe de Estado, solicitando que “pague por sus crímenes”. Ahora, sin él, la izquierda entrará en un periodo de transición, y será deber de la derecha aprovecharlo para desbaratarlos mientras encuentran a su nuevo “cuco”.
Nos encaminamos a un momento más que importante para el futuro del país. Nuestros aliados políticos, dentro y fuera del Congreso, deberán jugar sus cartas para evitar el ascenso de la izquierda de cara al 2026. Y una vez más, Fujimori, desde lo alto, le da una oportunidad más al país.