OpiniónMiércoles, 8 de febrero de 2023
Apología al terror, por Franco Consoli
Franco Consoli
Analista político

El terrorismo casi acaba al Perú durante los 80’s y 90’s. Sin duda la época más oscura de nuestra historia reciente. Sendero y el MRTA dejaron miles de tumbas esparcidas por toda nuestra patria, sin remordimiento alguno. El país estuvo al borde de venirse abajo. Fue entonces en el gobierno de Alberto Fujimori que se logró frenar a estos amantes del terror, desapareciendo las olas de ataques que horrorizaban a la población. Sin embargo, nunca se erradicó.

De diciembre a hoy la palabra terrorismo ha regresado al vocabulario del peruano. Los ataques de los subversivos, a los que los zurdos llamaron protestantes -igual que cuando llamaban a los terroristas en los 90´s “guerrilleros” o “revolucionarios” – han generado que esa sensación de miedo o incertidumbre regrese.

Como no, si desde el inicio de estas “protestas” subversivas tras la vacancia del “prosor” por su fallido golpe, las siluetas del Movadef y con ellos de Sendero Luminoso han comenzado a reaparecer en el fondo de cada ataque a comisarias o aeropuertos. Sendero otra vez está allí.

Otra de las consecuencias que vivimos tras los acontecimientos de los últimos meses es la reaparición de aquel discurso que alaba y defiende acérrimamente a nada más ni nada menos que a Sendero Luminoso y al diablo que lo comandaba desde las sombras, Abimael Guzmán.

Gente llamando a Abimael un líder que luchó contra las injusticias de la época, diciendo que era un hombre que trató de revolucionar el sistema para defender a su pueblo y su gente – si esa misma a la que mandaba a matar -, que su fin era cambiar el rumbo político del país, pero “lo tomaron de terrorista”.

Otros mencionando que lo realizado por el Abimael y Sendero Luminoso no es nada en comparación a lo que han realizado las “fujirratas del Congreso” y la Policía en estos últimos meses. Al parecer el terror inculcado por Sendero y el MRTA no existió y fueron habladurías del gobierno.

Que daño le hacen al país este tipo de declaraciones.

Quiero dejar en claro que estas, además, son un delito. Porque la libertad de expresión no es un derecho absoluto. Porque existen límites. Uno de los cuales se encuentra en nuestro código penal, en el artículo 316-A: Apología del delito de terrorismo, el cual condena la exaltación, justificación o enaltecimiento del delito de terrorismo o cualquiera de sus tipos.

La apología al terrorismo según el Tribunal Constitucional es un delito de peligro abstracto, es decir, que se sanciona un comportamiento que puede implicar una peligrosidad potencial general.

Como sabemos en el país ya fue condenada la primera persona por cometer este delito en redes, y ahora inclusive cualquiera que vea un caso que cuadre dentro del supuesto en alguna de sus redes sociales podrá realizar una denuncia.

Deberíamos todos aprovechar y denunciar al homicida que sueña con ser presidente, Antauro Humala. Tras sus declaraciones de hace poco afirmando que “lo mejor que ha dado la izquierda, desde Pizarro hasta ahorita, como partido político, ha sido Sendero Luminoso”. Palabras demenciales y caóticas las del hermano de nuestro ex presidente. Ojalá lo lleven preso.

Castillo y la izquierda nos han hecho tanto daño como país y qué daño le hace el no enseñar nuestra historia, no enseñar lo que sucedió, ni lo que significó. Dejando de lado el terror vivido para así no explicar el gobierno de Fujimori. La justificación de que no se enseña porque “es un tema muy reciente y politizado” solo genera que las animaladas como las que hemos ido viendo en las redes en los últimos meses aumenten.

Y eso al Perú no le hace nada bien.

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