OpiniónViernes, 31 de marzo de 2023
Apuntes del Foro de Madrid, por Pancho de Piérola

A las 7:30 sonó mi despertador. Primera vez en mucho tiempo que el sonido del celular no atormentaba mi sueño. Me paré de un brinco y me puse a alistarme. “Dónde está mi saco bueno”, pensé. “No estoy yendo a cualquier lugar, estoy yendo al Foro de Madrid”.

El día anterior no había podido asistir por motivos de fuerza mayor, así que el deseo de ser parte - aunque sea de asistente – de un congreso que busca hacerle el pare a la ola comunista mundial, había crecido en la víspera.

En el lobby me encontré con los colegas habituales. Algunas caras nuevas, también, que me reconocen por las redes y se acercan a saludarme con amabilidad. Qué bonitas son las amistades cimentadas en valores. Periodistas, activistas y políticos de características disímiles y orígenes dispares, pero de norte común, reunidos en un solo lugar para apoyar una sola causa: la defensa de la Libertad, la Democracia y el Estado de Derecho. América y Europa unidos, olvidándose por un momento de las atlánticas diferencias que por siglos nos han separado.

Orlando Gutiérrez Boronat, coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana dio inicio a la jornada. No hay mejor evidencia que la vivida en carne propia y Orlando no dejó de impresionar al rebosante auditorio con la pesadilla cubana. “93 mil niños nacieron el año pasado en Cuba y 300 mil personas fugaron de la isla”, dijo Gutiérrez. Esta cifra habla por sí sola. Es una aritmética de esa que hasta Castillo podría enseñar. El pueblo cubano está disconforme con el régimen castrista que por décadas los ha esclavizado. Aun así, tenemos en el país y en el poder a necios o villanos que buscan bendar al pueblo peruano del empirismo sufrido por los hermanos caribeños.

Algunos de esos necios fueron hasta La Molina para saludarnos con calificativos y pancartas desde la puerta. Pero llegaron tarde, pasadas las 10 de la mañana. “Los zurdos son vagos hasta para venir a quejarse”, dijo Rocío Monasterio, presidente de Vox en la comunidad de Madrid, al abrir su ponencia. “Dina asesina” y “españoles fujimoristas” eran los vítores descoordinados que lograban escabullirse por el portón principal, pero logrando tan solo un cosquilleo. Ni Keiko ni Boluarte estuvieron presentes.

Presente estuvo el odio por la libertad. Presente estuvo el desprecio por la democracia. Presente estuvo el repudio al estado de derecho. Pero la presencia más brillante fue la mentira que por décadas ha murmurado la izquierda serpentina desde la academia y la cultura.

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