El algoritmo de la calle
Los viejos demonios del posvizcarrismo vuelven a tomar el espacio público. Esta especie de golpe en las calles es, en teoría, una partida electoral paralela. Y en la práctica, una toma de poder a punta de fuego. No hay urnas, ni ONPE, ni jurados: hay adoquines rotos, banderas de luto y muertos. Es decir, nada de pelotudeces...