La transición de dramas políticos en Perú es casi un deporte olímpico. Ahora resulta que tener más cerca al enemigo que al amigo se volvió el mantra de nuestros ilustres representantes. Y no parece ser un ejercicio propio del que quiere tener a raya a sus antípodas, sino del que busca limar asperezas casi con fines nupciales. Ahí vemos a los fujimoristas jugando en pared con los de Perú Libre para poner a un cerronista como Josué Gutiérrez en la Defensoría del Pueblo. También están los que convenientemente se han aproximado para ponerle una muralla a la prensa con la Ley Mordaza. O por último a Dina Boluarte siendo un eco de su antecesor Pedro Castillo: se descubrió que recibió en Palacio a elementos vinculados al Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), que a su vez es el brazo activo de Sendero Luminoso. Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de distancias ideológicas?
El caso Gutiérrez roza ya lo surreal. Al parecer el uso alternativo de los plenos en el Congreso como Coliseo Romano era solo una simulación, una Matrix. Perú Libre y Fuerza Popular nos estafaron. Rifaron en bloque la Defensoría con 23 y 14 votos, respectivamente. Y el mismo legislador del partido del lápiz, Américo Gonza, dio fe de esta coalición tras bastidores. Reveló que no solo hubo un acercamiento para elegir al sustituto de Eliana Revollar en la Defensoría —a la que se llegó según el vocero fujimorista Miguel Torres porque bueno, en fin, su candidata Delia Muñoz no pasó y había que elegir y ya: pésimo argumento: así llegó el profesor chotano—. También, según Gonza, se ensamblaron para armar al nuevo cuadro del Tribunal Constitucional (resultado bueno en su momento, pero ahora nos hace dudar), para los caídos proyectos de adelanto de elecciones, para la bicameralidad y más. Esto sabe a la masoquista fusión del aprismo-odríismo: de una relación mortal a la fraternidad. De acuerdo con el constitucionalista Aníbal Quiroga: “esas son las cosas de grupos políticos ciegos que se han acostumbrado a perder y que permanentemente equivocan decisiones políticas”. Así dijo para Willax.
Y no pueden pasar desapercibidos los otros partidos. El disperso Acción Popular le dio 14 votos. Y uno de estas filas es Edwin Martínez, quien fresco de huesos contó que le dio su venia a última hora porque es paisano de una de sus trabajadoras. También está Alianza para el Progreso, de César Acuña, con 9 de 11 votos y Podemos Perú con 7 de 7. No hay posturas marcadas, son solo cortezas, cero contenido, hemos caído en una plasticidad tan exasperante como la autoidentificación o el mindfulness.
En este juego de poderes ya se volvió inmanente el aprovisionamiento entre sectores políticos —supuestamente— de polos opuestos. Ahí también tenemos a Renovación Popular destrozando su identidad dándole su apoyo a la Ley Mordaza de Perú Libre. "A los periodistas sanos e inteligentes no les tiene que preocupar este asunto", dice Jorge Montoya. Olvidan que ya hay sanción penal de hasta tres años de privación de la libertad contra los que exceden los límites de la libertad de expresión. Y sí es efectivo. Ahí tenemos como botón al caricaturista Rafo León, con la China Tudela, aunque este caso merece una radiografía aparte.
Por otra parte, Dina Boluarte recibió en Palacio a Hana Sandy Cóngora Gonzales y a Eduardo Jesús Maldonado Pacheco, quienes, según Perú21, firmaron los planillones del Movadef. Vamos, Dina, ya habíamos superado este tipo de secuencias. No se puede tranzar bajo ningún motivo con personajes que tienen cercanía con terroristas.
A todo esto, ¿cuál es el papel que viene jugando la ciudadanía? Ninguno. En un mundo que se vive más en las redes sociales pasamos a ser de un cúmulo de carne y hueso a un universo de cuentas activas y publicaciones cortas. Como diría Ryszard Kapuściński: “Si se consigue llegar a una situación en la que cada cual se encierre dentro de sus límites, obtendremos entonces una sociedad atomizada, compuesta por un número equis de unidades concretas, incapaces de unirse en un colectivo que actúe de manera conjunta”. Y sí, así vamos.
Si el terreno electoral ya había desarrollado una desviación por culpa de la polarización, ¿qué hacemos ahora si vemos a los extremos estacionados cariñosamente en una misma órbita?