OpiniónDomingo, 25 de febrero de 2024
Dos caras de una misma moneda, por Gustavo Nakamura
Gustavo Nakamura
Director del CIPP

Durante los últimos años, hemos estado escuchando en muchas naciones la reivindicación de la diversidad cultural, del origen étnico, y de la existencia de pueblos o regiones que, debido a una particularidad cultural, "deben convertirse en nuevas naciones", como es el caso concreto de Cataluña en España. Un país que enfrenta una situación complicada donde el separatismo catalán cogobierna con el partido socialista. Sin embargo, esto no se queda ahí; cada día gana más terreno, como lo evidenció el pasado domingo, cuando la segunda fuerza en Galicia se convirtió en un partido separatista BNG. ¿Qué tiene en común este separatismo con el indigenismo extremo que vivimos en varios países de América Latina?

Aunque son dos corrientes o modos de operar distintos, tienen un mismo fin: la erosión de la democracia y la concepción de nación y estado. En el caso del separatismo, que, si bien es cierto está siendo implementado con mayor intensidad en Europa debido a su forma de gobierno, ya hemos tenido indicios en América Latina, como la famosa "nación aimara" y el proyecto Runasur, o la visión "bolivariana" que tanto le gustaba a Hugo Chávez.

Ahora bien, en el caso del indigenismo y "la lucha de las minorías", esta corriente ha ingresado en los últimos años a través del ecologismo extremo, que curiosamente diferentes entidades financian bajo la sombra del "cuidado de la biodiversidad" y "cuidado de los recursos naturales", pero que, en realidad, van "empoderando", o mejor dicho "ideologizando", a diversas comunidades nativas. Estas comunidades, creo, deben ser atendidas definitivamente, no por el hecho de ser nativas, sino por el hecho de ser ciudadanos peruanos con necesidades que deben ser cubiertas, al igual que muchos otros que no son nativos y también merecen atención.

Recientemente, ha salido a la luz el financiamiento que ciertos grupos u ONGs han recibido para actividades políticas y sociales, entre otras. Es necesario investigar desde la APCI qué se está trabajando bajo estas organizaciones del extremismo ambiental, que han demostrado realizar activismo político. No vaya a ser que terminemos hablando de "estados nativos", "derecho a la tierra", y donde el concepto de nación se haya diluido.

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