Escrito por 11:03 Opinión

La prueba de Jerí

No se trata solo de guiños, buenas vibras y pasitos episódicos, presidente (encargado) José Jerí. El rediseño de su perfil —esa suerte de “bukelización” exprés combinada con giras regionales dominicales— puede servir como prólogo, pero no debe ser ni el techo ni el calco de siempre. El país no está para ensayos tibios. Es un momento de escualidez política y nervios crispados. Si no se toman decisiones firmes y estratégicas en el corto plazo, la izquierda y su totalitarismo blando seguirán facturando ideológicamente en las calles bajo el rótulo del “desencanto” y la épica incendiaria. Entonces, no tendremos solo un 15 de octubre: habrá 16, 17 y así, hasta que logren desarmar la ciudad.

El gabinete que forme debe ser una jugada política en toda la línea, no un trámite administrativo. No hay margen para “tecnócratas neutros” ni para cuotas disfrazadas de meritocracia. Cada ministerio es hoy un frente de batalla distinto y, como en toda crisis, la línea entre el control y el colapso se mide en nombres, no en discursos.

En Interior, la urgencia es quirúrgica. No basta con “un general de confianza” ni con un civil decorativo. Se necesita un estratega con autoridad real sobre la Policía, dispuesto a enfrentarse a las mafias, no a cortejarlas. La criminalidad ha adquirido rostro de poder paralelo, y un ministro débil aquí equivale a entregar la calle en bandeja. Sin orden, no hay gobierno; y sin liderazgo en Interior, no hay orden posible.

En Justicia, la tarea es desmontar años de captura institucional por parte de progresismos enquistados. No es cuestión de poner a un abogado “respetable”, sino a alguien que entienda el tablero político-judicial, con capacidad para empujar reformas estructurales y sacudir a una Fiscalía que ha confundido autonomía con militancia. Este ministerio no puede seguir siendo una sala de espera donde todo se posterga.

En Educación, el desafío es más profundo que el de un pliego presupuestal. Es una disputa cultural. Décadas de hegemonía ideológica progresista han formado generaciones enteras bajo un relato único. Un ministro tibio aquí es un error histórico: se requiere claridad doctrinaria, valentía para confrontar sindicatos y operadores caviares, y visión para recuperar la excelencia académica y la pluralidad intelectual en las aulas. Si Jerí quiere dejar una huella, este es el terreno donde se define el largo plazo.

En Economía, la tentación de nombrar a un “perfil internacional” anodino es alta, pero peligrosa. El país no necesita administradores del status quo, sino reformistas que devuelvan confianza e inversión sin pedir permiso. La estabilidad no es un mantra: es una consecuencia. Si la economía se paraliza mientras la calle arde, no habrá discurso que salve la legitimidad.

Y en Relaciones Exteriores, se abre una oportunidad de ruptura. El Perú no puede seguir navegando con una diplomacia de bajo perfil que asiente en silencio mientras gobiernos autoritarios regionales avanzan posiciones. Se necesita un canciller con una brújula estratégica, que reposicione al país sin complejos ni guiños ambiguos.

El reloj corre, presidente (encargado). Cada nombramiento será una señal política. Si opta por el cuoteo encubierto, el continuismo o el “tecnicismo apolítico”, solo estará manteniendo y alargando la tormenta. Si en cambio arma un gabinete con visión y carácter, puede convertir este interregno en una ventana de poder real. No hay tiempo para agradar a todos: o gobierna, o lo gobiernan.

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Etiquetas: , , , , , , Last modified: 13 de octubre de 2025
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