Escrito por 11:19 Editorial

#PorEstosNo: la prohibición selectiva

En las últimas semanas ha cobrado fuerza una consigna que apela a la conciencia ciudadana de cara a las elecciones de 2026: el “digno” rechazo a los partidos que fueron parte del supuesto “pacto” que nos ha llevado al caos que atraviesa el país en la actualidad.

La legítima impopularidad del Congreso y el hartazgo de la ciudadanía frente al cinismo y la falta de integridad que han caracterizado a nuestra fauna política, han servido de insumos para que un grupo de nuevos partidos políticos levanten una prohibición moral que el electorado debe acatar: ningún partido que haya brindado apoyo parlamentario al gobierno de Dina Boluarte debería ser considerado para la próxima elección.

En las redes sociales, esta prohibición se ha canonizado con el hashtag #PorEstosNo.

La lista de partidos “apestados” está encabezada —como era de esperarse— por Fuerza Popular. Le sigue Alianza Para el Progreso (APP), Renovación Popular, Avanza País, Somos Perú, Acción Popular y Podemos. Algunos incluyen a Perú Libre por la evidente barrera de anticuerpos que genera, incluso en la izquierda. Y, como para no dejar cabos sueltos, agregan al APRA y al PPC, pese a no haber tenido representación congresal en los últimos dos periodos (2020-2021, y 2021-2026).

A simple vista, el lector notará que esta lista “digna” curiosamente olvida o absuelve al Partido Morado y a Juntos por el Perú. Una omisión que solo puede explicarse por un cálculo estratégico, dado que ambos partidos de izquierda tienen tanta o mayor responsabilidad de la crisis política que los que integran el mal llamado “pacto mafioso”.

Basta remontarnos al 2022, para recordar que fue el congresista Edgar Reymundo Mercado, de Juntos por el Perú (JPP), quien blindó a Dina Boluarte en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales (SAC) frente al inminente proceso de inhabilitación que seguía por su vínculo con el Club Departamental Apurímac y por su renuncia tardía a la Reniec en 2021. En consecuencia, es legítimo sostener que fue la “digna” bancada de Sigrid Bazán la que colocó a Boluarte en el sillón presidencial.

Por su parte, fue la bancada del Partido Morado la que inauguró el transfuguismo en este neófito Congreso, disolviendo la agrupación apenas 2 meses después de juramentar. Sus miembros —dispersos y enfrentados entre sí— terminaron votando en perfecta armonía con los partidos del supuesto “pacto mafioso”, con la única excepción de algún viaje ocasional de la expresidenta. Y su principal defensa es que apoyaron la vacancia desde el inicio del mandato de Boluarte, como si pretender tumbarse a una presidenta en su segundo mes de gestión no fuera ya una contribución directa al caos.

Pero más allá de la conveniente exclusión de estos dos partidos de izquierda, la lógica de tachar a un grupo de partidos por la crisis actual es, en el fondo, insostenible: lo que vivimos hoy no es consecuencia exclusiva de este quinquenio. Basta retroceder un par de páginas en el libro de nuestra historia reciente para comprobar que el deterioro viene, al menos, desde los gobiernos posteriores al de Alan García e incluso al de Ollanta Humala.

Si asumimos que el desastre actual es fruto de la improvisación, el oportunismo y los intereses subalternos que han marcado el rumbo político de los últimos 10 o 15 años, entonces deberíamos tachar también los partidos de quienes han gobernado durante todo ese tiempo: Martín Vizcarra, Marisol Pérez Tello, Jorge Nieto Montesinos, Mariano Gonzales, Fiorella Molinelli, Popy Olivera y un largo etcétera.

Porque la verdad incómoda es que el colapso que hoy enfrentamos no nació con Dina Boluarte ni con el Congreso actual: es el resultado de una mezcla tóxica, amasada durante más de una década, entre caviares oportunistas y empresarios mercantilistas que, en su afán de poder y negocio, sabotearon todo lo que llegó a sus manos. Lo vimos con Susana Villarán, con PPK, con Vizcarra y con Sagasti. Detrás de ellos, siempre, los mismos operadores, las mismas redes, las mismas ambiciones disfrazadas de dignidad. Y mientras no se reconozca ese origen, cualquier intento de renovación será solo otro manotazo de ahogado por recuperar el poder.

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Etiquetas: , , , , , , , , , Last modified: 28 de octubre de 2025
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