El presidente encargado, el sortario José Jeri, abogado limeño de 39 años, graduado en la Universidad Inca Garcilazo de la Vega, proyecta la imagen de político joven, bonachón, dinámico, alegre, con las mangas de su camisa blanca enrolladas, en blue jean y zapatillas deportivas. Así, se desplazó a 19 ministerios y a los centros penitenciarios de Trujillo, Ancón, Lurigancho y Sarita Colonia en el Callao. Visitas programadas, donde descubrió lo que todos conocemos de larga data: la existencia de celulares, chips, drogas y armas escondidas en paredes y pisos de las celdas.
El mismo Jerí fue filmado por su equipo de comunicaciones rebuscando colchones y sacudiendo sábanas (figuretismo), para luego —emulando a Bukele—, hacer que las cámaras de televisión transmitan imágenes de reclusos sentados en el piso, con manos entrelazadas detrás de las cabezas gachas y los pies encadenados. Un show mediático, sin duda, con impacto positivo en la población, que respalda su trabajo con un contundente 55.9%, según la encuestadora CPI.
El país ha valorado que visite comisarías y afirme el compromiso de dar batalla por la seguridad ciudadana en un territorio acosado por sicarios, organizaciones criminales y extorsionadores. Para hacerlo ha decretado Estado de Emergencia y ofrece expulsar a delincuentes extranjeros, que solo venezolanos suman 4 mil 100 recluidos en nuestras sobrepobladas cárceles, y se estima un número igual o mayor de procesados en los tribunales de justicia y otros que aún no han sido capturados. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho.
El alto porcentaje de respaldo obedece a que los ciudadanos no lo perciben en la categoría de “político tradicional”, y porque su estilo es diametralmente opuesto al que proyectó su frívola antecesora, Dina Boluarte, rechazada por el 97% de la población luego de exhibirse enjoyada y con vestidos de alto valor, luego de no conversar con la prensa y mantenerse aislada en Palacio de Gobierno.
Jerí, en cambio, camina mucho, se acerca a los transeúntes, compra flores a los ambulantes, dialoga con periodistas y utiliza las redes sociales. Es decir, hace exactamente lo contrario de Dina.
Su mentora y consejera es la exitosa marketera Patricia Li Sotelo, jefe de Somos Perú, partido formado por el carismático ex Alcalde de Lima, Alberto Andrade.
Curiosidades políticas para recordar: Jerí postuló sin éxito para regidor de Lima allá por los años 2013 y 2014. También se presentó al Congreso en 2021. Perdió, pero ingresó como accesitario del siniestro Martín Vizcarra luego de que éste fuera destituído e inhabilitado para ejercer cargos públicos.
Ante la crisis, Fuerza Popular (FP) y Alianza para el Progreso (APP) no aceptaron asumir la presidencia del Poder Legislativo, al igual que los fraccionados (y confrontados) grupos de izquierda, cometiendo el grave error de replegarse y olvidando que en política los espacios que no se cubren los ocupan. Jerí lo ocupó, escalando a la primera magistratura luego de que Dina Boluarte fuera vacada en octubre de 2025.
En los seis meses que le restan de gestión buscará sumar adhesiones, concertando, no confrontando, para así beneficiar a la lista parlamentaria de su partido en los próximos comicios y, en lo personal, para perfilar su candidatura en las elecciones generales de 2031.
Para avanzar en esa estrategia populista ha incrementado en 20 millones el presupuesto de los comedores populares y ollas comunes, así como los fondos de la Policía Nacional. Jerí ofrece extender partida de defunción al INPE para reemplazar a esa institución por una superintendencia.
Cambio de nombre, de etiqueta, porque el problema mayor es que faltan 20 mil agentes penitenciarios, plazas que deben cubrirse urgentemente, sino queremos que el sistema continúe colapsando.
Empero, maneja con ligereza temas complejos como nuestra política exterior, que lo llevaron a decir que podría considerar que la policía ingrese a la embajada mexicana para extraer a la ex premier Bettsy Chávez, ignorando que las sedes diplomáticas son inviolables de acuerdo a la Convención de Viena. Felizmente, cuenta en el gabinete con un experimentado y talentoso canciller como lo es el embajador Hugo de Zela, que rápidamente descartó esa posibilidad.
Los dados han sido echados; veremos que sucede en este desconcertado país que registra 8 presidentes en 10 años, un récord de marca mundial, digno de figurar en el libro de récords Guinness.
