Escrito por 06:10 Opinión

¿Y dónde está el dueño del santo? ¡no hay navidad sin Jesús!, por Alfredo Gildemeister

Definitivamente, la época de navidad constituye un tiempo muy especial que a todos nos marca desde la niñez. Estoy seguro de que todos recordamos las navidades pasadas en familia cuando éramos pequeños. Personalmente, los días previos a la navidad y la navidad misma para mi y aún lo es, la mejor época del año. Eran días que estaban revestidos de cierta magia y misterio sobrenatural pues además de celebrar el nacimiento de Jesús, el mismo niño Jesús o Niño Dios nos traía regalos. En mi casa, desde que tengo recuerdos, mi padre nos daba un papel y escribíamos una lista de regalos que cada uno quería pedirle al Niño Dios. Días previos armábamos el nacimiento en la base de la chimenea que estaba en la sala de mi casa. El arbolito con bolitas era algo adicional pues lo central era el nacimiento. Mis abuelos maternos que vivían en los altos de D´Onofrio en la calle Lima, nos acompañaban a mis hermanos y a mi a pasear por la avenida Larco en donde las familias caminaba viendo las tiendas y los posibles regalos que comprar. No faltaba un Papa Noel caminando por ahí, medio flacuchento, especialmente en las puertas de las tiendas Monterrey y Oeschle. La gente se acercaba con sus niños y un fotógrafo te tomaba una foto con Papa Noel. Personalmente no me agradaba mucho pues me asustaba ese señor de rojo, grandote con barba blanca y muchos niños efectivamente lloraban por lo general cuando sus padres les tomaban fotos con Papa Noel.

Horas antes de la noche buena, mis padres nos mandaban a dormir con la promesa de despertarnos a la medianoche, pues el Niño Dios ya debía de haber dejado los regalos al pie del nacimiento. De ahí que uno se acostaba con la ilusión de despertar pronto a la medianoche y correr a ver los regalos que el Niño Dios te había traído. Cuando mis padres nos despertaban, uno corría a ver sus regalos, y al encontrarlos, se tenía una sensación media extraña y sobrenatural de saber que, nada menos que el Niño Dios en persona los había traído. Y así cada año, la noche mágica se repetía.

Hoy muchas cosas han cambiado. El “dueño del santo”, es sin lugar a duda, el Niño Dios, ya que que celebramos su nacimiento y no otra cosa, pues en esto consiste la navidad: la celebración del nacimiento de Jesús en la Tierra, Dios hecho hombre que se hace hombre por amor a nosotros y por nuestra salvación. Sin embargo, hoy el “dueño del santo”, Jesús, brilla por su ausencia, está casi relegado, reemplazado por otras figuras que en nada recuerdan el nacimiento de Cristo. El materialismo y el consumismo de la sociedad actual han logrado desplazar y casi olvidar la razón de ser de la navidad: ¡la celebración del nacimiento de Jesús! La figura de Papa Noel se impone comercialmente en todos los ámbitos. Ya no es el Niño Dios el que regala. Ahora es un señor gordo y panzón, vestido con ropa gruesa de color rojo, con botas negras, gorra y guantes, con una larga blanca que no para de reírse y que es el que trae los regalos a los niños. Todo ello no tiene nada de malo, pero pregunto: ¿Y donde está el “dueño del santo”, el Niño Dios?

Uno sale a las calles en estos días y la gente literalmente te atropella, eufórica, agresiva, corriendo a comprar, el tráfico es insufrible, prácticamente no puedes conducir un automóvil (se recomienda bicicleta o mejor un helicóptero). La genta marcha estresada, pero con dinero -la gratificación por navidad ya fue pagada- para alegría de los ladrones y demás delincuentes que pululan por doquier, con lo que ¡a comprar se ha dicho! ¿Ambiente navideño? ¿El espíritu de la navidad? ¿Ambiente de fiestas? Nada de eso señores: ¡Se trata de una fiesta comercial y punto en donde se trata de vender y comprar compulsivamente a como dé lugar! ¡Mercantilismo puro! ¿Y el dueño del santo?

En otros países, como España, por ejemplo, son los tres reyes magos los que traen los regalos el 6 de enero, con la famosa cabalgata, tirando caramelos y dulces por doquier, por calles y plazas, lo cual está muy bien y no tiene nada de malo, pero, vuelvo a preguntar: ¿Dónde está el “dueño del santo”, el Niño Dios? A ello debemos agregar la figura del árbol, una figura que proviene del paganismo feudal europeo, que se viene imponiendo cada vez mas en la actualidad pues en películas, series y programas navideños, ¡resulta que el árbol es lo fundamental! ¿Celebramos el día del árbol o del medio ambiente? No señores, celebramos el nacimiento de Cristo en la Tierra y esto es lo que no debemos nunca de olvidar, al menos si somos cristianos y católicos coherentes con nuestra fe.

De allí que lamentablemente hoy el “dueño del santo” brilla por su ausencia, pues ha sido reemplazado por Papa Noel o por un árbol con bolitas y lucecitas, el pavo y la cena navideña, el panetón, el regalo al “amigo secreto” y mil y una obligaciones más, entre otras, a las cuales hoy se les da una gran importancia, y, especialmente, hay que mencionarlo, la compra casi compulsiva de regalos. En estos días previos a la navidad, repito, las personas salen a comprar desenfrenadamente angustiadas, apuradas, estresadas y de mal humor por lo general, porque “tienen que cumplir” con la compra de los regalos correspondientes, olvidando lo esencial de la navidad: el nacimiento de Dios hecho hombre, que nació en un humilde pesebre, al lado de sus humildes padres, en un establo maloliente y en medio de una gran pobreza y sencillez. ¿Tiene esto algún significado hoy, el hecho más importante en la historia de la humanidad, esto es, que el Dios del universo venga a la Tierra como un humilde bebe?

Pareciera que hoy se ha olvidado el verdadero sentido de la navidad: el nacimiento de Jesús. Se han olvidado de que “no hay navidad sin Jesús”. No la convirtamos en una fiesta pagana. La navidad debería llevar a un “nacimiento” o renacimiento del Niño Dios en los corazones y en las almas de cada uno de nosotros, a un recogimiento y a una reconversión de cada uno. Todo lo demás está bien, pero es muy secundario. Que el materialismo y el consumismo actual no te aleje de Dios y del verdadero sentido de la navidad. Que no nos olvidemos del “dueño del santo”, salúdalo, rézale, agradécele, cuéntale como ha sido tu año, pídele regalos, pero los verdaderos regalos: salud, familia, amor, que no te falte nunca trabajo, un hogar, etc. pero, sobre todo, pídele que en tu alma y en tu corazón nazca y se quede ese Niño Dios y que vivas la verdadera paz y alegría de los hijos de Dios. No te deseo como hoy se estila, un mero “felices fiestas” ni un “pásalo bien” ni un “disfruta de las fiestas” ni “buenas vibras” ni “mucha fuerza”, porque eso no es la navidad. Yo te deseo muchísimo más. Te deseo que pases una muy feliz navidad en Jesús, centrado en Jesús y muy metido en Jesús, y que celebres verdaderamente en familia, el cumpleaños, esto es, el nacimiento del Niño Dios.

Visited 28 times, 4 visit(s) today
Etiquetas: , , , , , Last modified: 22 de diciembre de 2025
Close