A los que salvaron la patria, el Perú les debe honor, no juicios
El Perú no se salvó con discursos. Se salvó con sangre. Se salvó en Ayacucho, en el VRAEM, en el Alto Huallaga. Se salvó cuando soldados sin nombre ni salario caminaron de madrugada hacia la emboscada, sin saber si volverían. Se salvó cuando un sargento de 20 años, hijo de campesinos, enfrentó a una columna …...