Escrito por 05:45 Opinión

La Generación Z y la Generación Alfa están diezmadas por el aborto

Seguramente has oído hablar de la Generación Z, los llamados “Zoomers”, nacidos entre 1999 y 2009. Pero ¿sabías que ya existe una generación aún más joven? Se trata de la llamada Generación Alfa, integrada por los niños nacidos entre 2010 y 2024. Son los “niños del iPad”, expuestos a la tecnología de manera constante desde la primera infancia.

Muchos jóvenes de estas dos generaciones han pasado más tiempo conectados a internet que con sus propios padres, sobre todo cuando ambos trabajan o están divorciados. En África solía decirse que “se necesita una aldea” para criar a un niño y hoy en día hace mucha falta que ese apoyo social. Hoy esas aldeas —las familias extensas, los barrios solidarios, los abuelos presentes— casi han desaparecido. Incluso las familias completas, con padre, madre e hijos, se han vuelto minoría.

¿Qué ocurre, entonces, cuando la única “conversación” posible es con la inteligencia artificial del iPad, porque tu único padre está trabajando y el hermano o la hermana que debiste tener fue abortado antes de que nacieras?

Detrás de las estadísticas tecnológicas y sociológicas que describen a estas generaciones hay una ausencia más profunda: millones de vidas que nunca llegaron a ser parte de ellas.

¿Cuántos niños de las generaciones Z y Alfa se han perdido por aborto?

Al cruzar los datos de aborto del Instituto Guttmacher, los CDC y la Fundación Kaiser, es posible obtener una estimación bastante aproximada. Desde 1999, la Generación Z perdió a más de 16 millones de sus miembros, mientras que la Generación Alfa perdió más de 12 millones. En términos proporcionales, eso equivale a uno de cada cinco jóvenes de la Generación Z y casi uno de cada seis de la Generación Alfa.

Son generaciones diezmadas antes de crecer. Una herida silenciosa que no solo reduce la población, sino que fragmenta los vínculos humanos y erosiona el futuro mismo de nuestra cultura.

La pérdida para la sociedad, y para sus propias familias, es incalculable. Pensemos en los médicos, músicos, investigadores, tutores de acogida, artistas e inventores que no llegaron a existir. Cada vida truncada por el aborto no solo interrumpe una biografía posible, sino también una red de relaciones, afectos y talentos que jamás se desarrollarán.

No es casualidad que la Generación Z y la Generación Alfa registren los niveles más altos de estrés, depresión y aislamiento jamás documentados. Son generaciones que han crecido rodeadas de estímulos, pero huérfanas de sentido. La cultura digital promete compañía inmediata, pero no reemplaza la presencia humana ni el arraigo que da una familia.

En particular, muchos jóvenes de la Generación Z afirman sentirse incapaces de asumir roles adultos o de cargar con la responsabilidad de una familia. De manera trágica, esta situación parece estar generando tasas aún más altas de aborto. Según un estudio de la Oficina Nacional de Estadísticas de Estados Unidos, en 2022 la mitad de todos los embarazos de miembros de la Generación Z terminó en aborto.

Si la Generación Alfa sigue el mismo camino que la Generación Z, la tasa de natalidad en Estados Unidos continuará descendiendo. La actual tasa de fertilidad —solo 1,6 nacimientos por mujer, muy por debajo del 2,1 necesario para el reemplazo generacional— pronto quedará atrás, mientras los índices caen aún más.

De no cambiar esta tendencia, el aislamiento que ya sufren las dos últimas generaciones se intensificará. En un contexto de hogares con hijos únicos, padres divorciados y escasa vida comunitaria, ¿cómo podría ser distinto? Estamos hechos para vivir en comunidad, no para quedar aislados frente a pantallas impersonales.

¿Cómo podemos revertir esta situación?

El primer paso es detener la matanza del aborto. En segundo lugar, debemos garantizar que dar a luz sea gratuito y que las parejas que decidan tener y criar hijos estén exentas de todo tipo de impuestos, incluido el seguro social. Al fin y al cabo, al traer hijos al mundo están asegurando el porvenir de sus países de la forma más esencial: garantizando la existencia de las futuras generaciones.

El futuro pertenece a los fecundos.

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Last modified: 4 de octubre de 2025
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