Esta semana en el Valle de San Lorenzo, en Tambogrande – Piura, un reducido grupo de las Rondas Campesinas “castigaron” a latigazos a unos agricultores (cosechadores) para evitar que se coseche mango, así como el que sea comercializado a los empresarios exportadores, hecho que ha motivado las protestas del gremio exportador ADEX. Este hecho nos llama poderosamente la atención, porque, al parecer, estaría emergiendo “un nuevo Estado” (el de los ronderos) que somete a los agricultores, pone contra las cuerdas a los empresarios, se zurran en las reglas del mercado y en los organismos constitucionales competentes, que son los que rigen la vida de todos los peruanos. ¿Quiénes están detrás de los ronderos azuzándolos para intervenir en un tema entre privados?, ¿Qué intereses ideológicos o políticos están promoviendo un “nuevo Estado” a espaldas del Estado Constitucional que todos defendemos y creemos que nos protege?.
¡Cuidado!, señores del gobierno, esto se puede salir de las manos.
Si bien las Rondas Campesinas fueron creadas en la época del terrorismo, teniendo una evolución que, a nuestro entender, va mucho mas allá de la sola defensa contra la violencia criminal, entendemos que estas prácticas medioevales, no responden a una sociedad en desarrollo. Pretender justificar el castigo físico como parte de costumbres “ancestrales”, no le hace justicia a la historia, porque esta no se trata de repetir la violencia, sino, haberla superado, y tal vez, solo deba tener espacio en representaciones artísticas y no en la convivencia diarias.
Por esto, es necesario plantear que las Rondas Campesinas deban evolucionar, y para esto el único espacio posible, si se quiere que no pierdan la filosofía de la defensa ciudadana ante los riesgos violentos o algún tipo de crimen, es que sean parte del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (Sinasec), que cuenta con diferentes niveles de comités, como el nacional (Conasec), los regionales (Coresec), los provinciales (Coprosec) y los distritales (Codisec) y que sea la Policía Nacional del Perú, el organismo que los orienta, capacita, dirige y controla, evitando así un rebasamiento de otras instituciones como al parecer empieza a suceder.
Estamos a tiempo de corregir estas anomalías en beneficio tanto de los ciudadanos como el los procesos comerciales en un momento en que la bendición de los precios internacionales de los productos agrícolas requiere de una verdadera alianza estratégica entre privados, es decir, agricultores y exportadores. No se requiere un tercero en discordia salvo que sea la actuación del único arbitro posible, el juez.
Las nuevas tareas en la lucha contra el crimen así lo demandan, porque, si la lógica fue que las rondas campesinas emergen contra una forma de violencia, el terrorismo, pues ahora existe otra, la criminalidad desbordada, y por tanto corresponde ser parte de la estructura del Estado para la defensa de los ciudadanos. Asimismo, debemos investigar y poner en evidencia, quiénes vienen sembrando ideas contrarias a las normas, a la justicia y a las propias reglas del mercado para enfrentarnos entre peruanos. ¿Será acaso que el “espíritu velasquista” de la nefasta “reforma agraria” (1968-1965) de “la tierra es para quien la trabaja” o “el patrón no comerá mas de tu trabajo”, los “anti oligárquico” o “anti hacendados” están empezando a resucitar? No debemos permitirlo.
Los Ronderos y los Comités de Autodefensa cumplieron un papel histórico en la lucha contra el terrorismo, y eso se felicita, se agradece y reconoce. Por eso, hoy corresponde evolucionar hacia Comité de Seguridad Ciudadana bajo la dirección del Ministerio del Interior y la conducción y asesoramiento de la Policía Nacional del Perú. Entendemos que algunos candidatos no tocan este tema, ya sea por temor o desconocimiento o por populismo puro. Pero si hoy no tomamos las medidas, incluso constitucionales de adecuar a las rondas campesinas a los tiempos modernos, estaremos siendo responsables, por omisión, del nacimiento de un “nuevo Estado”, como sendero luminoso y el MRTA mencionaban en sus documentos. Estamos advertidos.
