Escrito por 10:34 Opinión

El verdadero electarado peruano

El expresidente golpista, Pedro Castillo, obtuvo el 50,125% de los votos, mientras que su rival, Keiko Fujimori —candidata de derecha social—, recibió el 49,875 %, según los resultados de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Castillo, del partido Perú Libre, venció a Fujimori, de Fuerza Popular, por apenas 44 058 votos.

Lo verdaderamente incomprensible no es el resultado —a pesar del fraude—, sino el ausentismo de ciertos limeños, en su mayoría profesionales acomodados, que se excusan diciendo: «mi local de votación queda muy lejos». Claro, rematan con el clásico “un voto no hace diferencia”. Tremendo ejemplo para sus hijos.

También, están los que prefirieron irse a la playa, porque la multa por no votar no es cara. Optaron por echarse en la arena con un whisky o una cerveza en la mano en lugar de ejercer su derecho al voto —total, nunca están de más unas vacaciones—. Y los que huyen al extranjero días previos a la segunda vuelta para darse cuenta de que allá los atiende un venezolano o un cubano.

Paradójicamente, cuando sale electo un Castillo, son los primeros en inundar sus redes desde la comodidad de su casa con frases patrióticas como “No más comunismo”, “No volveremos al terrorismo de los 90” o “Libertad siempre”. Se llenan la boca de democracia e institucionalidad en ciertos cócteles gremiales; reniegan del terrorismo, de la asamblea constituyente y del populismo, pero terminan votando o absteniéndose solo para castigar a Fujimori o recordar a Alan García.

Es muy simple: una parte menor de la élite limeña parece masoquista, pues debo descartar que odien al Perú. Pareciera que les encanta vivir ante el riesgo de la expropiación de sus inmuebles, incrementos de tasas impositivas, nuevos impuestos a la riqueza, o de ser víctimas de asesinatos a manos de nuevas bandas criminales. También parecen tolerar que un burócrata con discurso marxista en el Ministerio de Educación cambie el currículo educativo imponiendo ideologías que atentan contra sus principios y valores, o que el Ministerio Público sea tomado por activistas con sombrero chotano. Eso sí, siempre tienen listos sus pasajes a Miami o Madrid, y la orden de transferencia preparada para sacar su patrimonio del Perú. Aun así, seguirán opinando sobre la política peruana a pesar de su desidia política.

Es evidente que el electorado “intelectual” es autodestructivo. Son más dañinos que el 4,8 % de analfabetos peruanos, porque su indiferencia falsamente legitimada de “superioridad moral” ha condenado al país una y otra vez. Les tiene sin cuidado el futuro del país, siempre y cuando puedan seguir tomándose un café en Miguel Dasso.

¿O acaso me van a decir que San Isidro (25,86 %) y Miraflores (27,08 %) no lideran siempre el ranking de distritos con mayor porcentaje de ausentes? Hace unos días gritaban “¡Dina asesina!”. Mira tú, si los pocos intelectualoides huachafos que sí fueron a votar marcaron el lápiz. ¿O no saben qué es una plancha electoral? Se nota que los “educados” tienen poco vigor intelectual; en 2021 abrazaron la agenda globalista woke. Más sumisos, imposibles.

Ya no corresponde decir “electorado”, sino “electarado”. Como dijo Aldo Mariátegui: «En el Perú pasamos por ser un país de pechos fríos, de pusilánimes y hasta de cobardes». Yo iría más lejos: al peruano le gusta jugar a la ruleta rusa. Basta que una Betssy llegue al poder para que el empresariado se forme en fila india para vestirla.

Tienen que dejar de votar porque “está de moda” o porque algún artista rentado los cita, o porque IPSOS pone a algún candidato de Chollywood en primera fila. Igual, dudo que aprendan a votar para el 2026. Ahora entiendo de dónde salió esta mal llamada Generación Z: la “Generación Idiota”, educada en la indiferencia. Porque la indiferencia, al final, también se hereda.

El Perú no puede ser seducido por progresistas, caviares o mediocres, cuyo único propósito es instigar eternamente el odio y el resentimiento entre los peruanos. Nocivos activistas como RMP (casada políticamente con el genocida Vizcarra), Mohme (antisemita… por algo se llama Gustavo Adolfo), Gorriti (al que finalmente le alcanzó el karma), Mavila Huertas (caviaraza) y Juliana Oxenford (el símbolo blanco de la izquierda identitaria), no buscan formar ciudadanos libres, sino convencer al electorado de que defienden a los “colectivos vulnerables”, cuando en realidad solo persiguen su permanencia en el poder y el control absoluto del discurso público. Cabe recalcar que estos activistas han logrado parasitar incluso a las mentes más lúcidas, a aquellos que alguna vez se jactaron de ser inmunes al fanatismo.

El Perú necesita más mujeres como Adriana Tudela: valientes en esta batalla contra el marxismo cultural que ahoga al país. Aplaudo su Ley del Cine, su convicción en la lucha contra la criminalidad y, sobre todo, la Ley 32192. No necesitamos más RMP ni Oxenfords; necesitamos más Tudelas, con principios, sentido común y un verdadero amor por el Perú.

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Etiquetas: , , Last modified: 12 de octubre de 2025
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