El pasado domingo 29 de mayo se llevó a cabo la primera vuelta electoral en el país vecino de Colombia. El candidato de la izquierda, Gustavo Petro, ha sido el más votado en la primera vuelta de las presidenciales colombianas con un 40% de los votos, seguido de Rodolfo Hernández, con el 28%. Los dos se disputarán la presidencia en la segunda vuelta, que se celebrará el 19 de junio. Si bien ambos candidatos tienen sus trapos sucios, es menester que los votantes del país vecino coloquen en una balanza los pros y los contras de ambos candidatos, y voten pensando en el bienestar de sus familias y de las próximas generaciones.
Por un lado, Gustavo Petro propone la reestructuración del sistema de pensiones, considera que el sistema privado de pensiones basado en las cuentas de capitalización individual no es justo, y que se debe brindar una pensión “digna” a todos los colombianos. Por otro lado, se quiere reemplazar la estructura económica basada en la extracción de hidrocarburos por una industrializada, para ello propone elevar los aranceles, lo cual generaría un alza importante en los precios, perjudicándose así a los consumidores. Finalmente, de la mano de su plan de industrializar el país, el candidato de izquierdas quiere cambiar la matriz energética de su país para no seguir dependiendo del carbón y petróleo aun cuando Colombia tiene ingentes reservas de estos hidrocarburos.
El candidato Rodolfo Hernández, también conocido como “el Trump colombiano”, por su trayectoria empresarial exitosa y sus polémicas declaraciones, establece que el mayor enemigo del desarrollo en Colombia es la corrupción. Así, sostiene que el gobierno de su país, por el tamaño de su burocracia estatal, se encuentra “lleno de ladrones”, la gran mayoría de sus propuestas van en la línea de hacer cambios estructurales en la administración pública, de manera que se reduzca el tamaño del Estado, y, por ende, la corrupción. Asimismo, al entender tan bien la lógica empresarial, propone reducir los impuestos -en relación directa con la reducción de la burocracia estatal ineficiente- de manera que se mantenga a Colombia como el país atractivo para invertir que ha venido siendo en las últimas décadas.
El 19 de junio los colombianos tienen una gran responsabilidad: la de hacer que su país, a diferencia del resto de Sudamérica -excepto Ecuador-, escojan la opción que más les convenga sin odios ni resentimientos.
 
				