Escrito por 09:05 Opinión

Incompatibles

El proceso de islamización de Occidente no ha surgido de una libre elección, sino que ha sido impuesto de manera forzosa. Quien afirme que este proceso es “inmigración” está ignorando la realidad; en todos los casos, esa postura proviene de la ceguera ideológica de la izquierda, aferrada a su discurso de inclusión social y a la supuesta defensa de las llamadas “poblaciones vulnerables”.

Lo que vive Occidente es una invasión islámica al pueblo cristiano, pues la religión islámica no cree ni protege los derechos de propiedad, la libertad de expresión, la libertad de religión, la libertad de prensa, la libertad de vestimenta, y mucho menos la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, ni la separación entre la mezquita y el Estado.

Es más, el crecimiento de la población musulmana en Occidente ha coincidido con un total, y en algunos casos irreversible, retroceso de los valores republicanos fundamentales en distritos enteros. Estos barrios se han convertido ilegalmente en terrenos paralelos donde la ley islámica (sharía) sustituye de facto la ley del país.

Mientras que en Occidente se procura separar la religión del Estado, los islámicos radicales buscan imponer lo contrario: intervenir las instituciones públicas con el fin de transformar el sistema político para que este adopte un modelo cada vez más islamizado. Está claro que la religión islámica no es compatible con Occidente; en realidad, no resulta compatible con ningún pueblo que es o aspire a ser libre.

No conozco ningún país en el mundo que, al volverse más islámico, se haya convertido en un mejor lugar para vivir. Estos islámicos radicales queman las banderas de los países a los que llegan violando la ley; asesinan y torturan cristianos; violan menores de edad; bombardean escuelas; incendian iglesias; atacan policías y prohíben la educación de las mujeres. Pero la izquierda identitaria los disfraza de iguales a nosotros.

Una cultura deja de existir cuando se rompe la transmisión de su lengua, costumbres y creencias entre generaciones. Asimismo, puede extinguirse abruptamente por invasión (islámica), enfermedad o genocidio. Nigeria se ha convertido en un epicentro de la persecución violenta contra los cristianos. Según Catholic World Report, en Nigeria, “en promedio, treinta y cinco cristianos son asesinados cada día por terroristas islámicos”.

Sin embargo, los medios de comunicación progre-marxistas no van a difundir este genocidio. Gran parte de la agenda de la izquierda es mantener a su “electorado” cada vez más ignorante, para luego convencerlo de que debe aceptar el ‘multiculturalismo’ y arrodillarse ante una agenda pro-islámica. Y tampoco se puede esperar mucho de la diplomacia de la ONU; al final, es un organismo pro-sangre que vive de admirar conflictos, no de resolverlos.

Estos islamistas se caracterizan por ser fanáticos religiosos y por elevados índices de analfabetismo. Según datos de ProQuest, “el coeficiente intelectual promedio entre países musulmanes es de 84”. Por otro lado, cifras del Pew Research Center muestran que, “la tasa de fertilidad de las mujeres musulmanas en Europa es de aproximadamente 2,6 hijos por mujer, mientras que la de las mujeres no musulmanas es de alrededor de 1,6”.

Y lo peor es que los musulmanes practican incesto, y luego se sorprenden cuando nacen niños con defectos, que después terminan viviendo a costa del Estado. Por cada musulmán que nace, hay menos crucifijos y pesebres en las calles, se reducen los símbolos navideños, se eliminan referencias cristianas. Pero por cada mini terrorista islámico que nace, se intensifica la visibilidad del velo, la celebración del Ramadán y la construcción de mezquitas.

Por eso mismo, reitero que es masoquista e iletrado importar millones de islámicos pobres a nuestros países. No deberían ser aceptados; es más, deberían ser deportados de inmediato a sus países de origen. Si de verdad son tan felices viviendo y profesando el islam, ¿por qué no se quedaron en Irak, Irán o Pakistán? Allí pueden hacerlo sin molestar ni estorbar a la gente de bien.

Y encima, estos radicales religiosos están formando grandes enclaves islámicos, empezando por el hecho de que quemaron iglesias para luego levantar sus mezquitas, financiadas con dinero proveniente de los mismos países de los que emigraron. Es importante entender que las mezquitas no se limitan a funciones religiosas; estas son centros de activismo político (anti-Occidente), de influencia ideológica (de izquierda radical), y evidentemente, parte de ser islámico es ser violento; eso lo tienen en el ADN.

Estos islámicos operan con total impunidad; y cualquiera que se atreva a alzar la voz en contra, lo tachan de xenófobo, de racista, de anti-diversidad y de poco inclusivo; incluso lo persiguen judicialmente.

Cuando los izquierdistas y los islámicos se combinan, coinciden en un mismo objetivo: odian a Occidente y desean verlo destruido. Quiero dejar en claro que los islámicos y los zurdos actúan en sintonía. Ambos comparten una misma afinidad por la violencia: no solo la justifican, sino que la celebran.

Etiquetas: , , , , Last modified: 4 de octubre de 2025
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