Una cuarentena sin sentido, de catorce días, empieza hoy. El gobierno la justifica por el incremento explosivo de casos de Covid-19, olvidando admitir la gran responsabilidad que tiene el partido Morado y la coalición que adula y protege a Martín Vizcarra en este drama sanitario. Si se ha llegado a esta situación, es por el efecto “bola de nieve”, que empezó con la convocatoria a marchas por parte de candidatos irresponsables, periodistas parcializados y pseudocientíficos y médicos con afán de figuración.
Esta cuarentena confirma, en primer lugar, la incompetencia del gobierno, incapaz de aprender de los errores cometidos y que sigue tratando a la pandemia y a los contagios, como si de un fenómeno nuevo se tratase No es así. La pandemia la tenemos en el país desde marzo del año pasado y en el mundo desde hace 16 meses. Ha dejado de ser un peligro que surge de improviso, siendo más bien un riesgo que tiene que gerenciarse inteligentemente para poder mitigar sus efectos.
Pero el gobierno de la incompetencia no lo entiende así. Insiste en una fórmula que ya ha fracasado. Mantener en sus hogares a la inmensa mayoría de compatriotas que vive del día a día, en pleno verano, es un absurdo. No lo harán. Prometer un bono de ayuda, de S/.600.00 que se entregará al final de la cuarentena es una burla, un acto de crueldad, que condena al fracaso a la cuarentena sin que esta haya empezado. La burocracia incompetente, que aún no acaba de repartir los primeros bonos, plantea esta medida que solo tiene el afán de querer quedar bien con la sociedad a través de un golpe publicitario. La cuarentena fracasará porque la gente saldrá a trabajar, con el peligro de contagiarse, y con todo ello, el gobierno de Sagasti les dará un bono al finalizar el periodo de confinamiento.
La fecha de las elecciones no se debe postergar. El Perú no puede seguir en manos de irresponsables e incapaces.
Las cuarentenas no son un fin sino un medio. Sirven para ganar tiempo en dotación de infraestructura hospitalaria, concientización ciudadana, identificación de enfermos, pruebas moleculares y campañas de vacunación. Nada de eso se ha hecho. Decir que se traen las vacunas en febrero no es un logro sino la confirmación del fracaso en el manejo pandémico. Somos el único país de mediana economía que en estos momentos no está vacunando ni hace pruebas moleculares masivas. Culminado este gobierno es imprescindible se realicen profundas investigaciones sobre los miles de millones de soles desperdiciados y la irresponsabilidad con que se ha tratado todo lo vinculado a la salud.
Igualmente, la narrativa del gobierno pretende convertir en una hazaña, en un logro, traer la vacuna. Tampoco es así. Las vacunas tienen fecha de vencimiento extrema. Requieren de una capacidad logística para su mantenimiento y traslado. Vacunar no es un simple acto sino el objetivo o producto de un sistema, que exige el diseño de una cadena de procesos compleja. El asunto no es traer la vacuna sino vacunar. Países con mayor nivel de desarrollo tienen vacunas y a la vez dificultades para vacunar. Este gobierno, que es lo mismo que el anterior de Vizcarra, que no ha podido ni repartir bonos, tendrá el desafío de diseñar una cadena de vacunación eficaz. Con los actuales miembros del gabinete ministerial dudo mucho que sea así.
Ante esta situación dramática, la luz al final del túnel es el cambio de gobierno. La inmensa mayoría del país lo entiende así. La fecha de las elecciones no se debe postergar. El Perú no puede seguir en manos de irresponsables e incapaces.
