Durante la gestión del nefasto Martín Vizcarra, uno de los objetivos principales de sus aliados mediáticos y políticos era destruir la imagen del Parlamento: descalificar al Congreso era clave para lograr que el régimen corrupto se consolide, sin cuestionamientos, sin investigación. Lo lograron con la representación elegida en el 2016, liquidándolo, y así empezó un proceso de corrupción y destrucción institucional pendiente de investigar y sancionar.
También lo intentaron con la representación elegida en el 2020. Tenían que liquidar a un Parlamento que osó fiscalizar los gastos en el sector salud y la forma privilegiada con la que se vacunó a allegados al gobierno, comprando así lealtades, en un momento en el cual era mortal contraer la enfermedad. La frescura del Parlamento y su acotamiento en duración (año y medio) impidió la descalificación y Vizcarra terminó vacado.
El actual Congreso ha tenido un comienzo en el cual la inexperiencia política de la mayoría de sus integrantes impidió que tuviera un rol importante en asuntos gravitantes como el control político. Sin embargo, a lo largo de estos meses, se ha ido asentando no solo en la fiscalización sino también en la construcción de alianzas importantes para objetivos fundamentales como impedir que se convierta en ley el proyecto de referéndum para asamblea constitucional ylograr la elección contundente de seis miembros del Tribunal Constitucional.
El Congreso ahora está empeñado en el control político. La fiscalización del gobierno corrupto de Pedro Castillo y su origen fraudulento están en la mira de la Comisión de Fiscalización, que continuará en funciones durante la semana de representación. Esta comisión, con voluntad política, puede superar el paso de tortuga de la Fiscalía y obligarla a actuar con la firmeza que corresponde.
Esta actitud ha asustado a Castillo y sus aliados, que responden con la conocida táctica: descalificar al Congreso empezando por su presidenta, María del Carmen Alva. No hay que pisar el palito. La mejor respuesta es trabajar y trabajar bien.
