Escrito por 12:55 Opinión

La mentira de la empresa pública

El Estado peruano administra actualmente 121 empresas públicas que están en actividad, según datos oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas. De ellas, 32 registraron pérdidas en 2023-2024,mientras que 89 no reportaron pérdidas ese año.

Sin embargo, los números esconden un hecho incómodo que no salta a simple vista. La mayoría de estas empresas apenas sobreviven y las pocas que generan utilidades lo hacen a niveles ínfimos en comparación con el sector privado. Incluso su nivel de crecimiento es casi estacionario, a diferencia del sector privado que tiene curvas de proyecciones.  

Según ComexPerú y el MEF, en 2023 las empresas públicas peruanas perdieron S/ 3,388 millones y solo ganaron S/1,016 millones. En otras palabras, por cada sol que generan, pierden más de tres. Esto evidencia que la mayoría no crea valor, sino que lo destruye, y que solo un puñado —como Sedapal o Electroperú— logra casi raspando la valla a ser medianamente rentable porque opera bajo ciertos incentivos de mercado y algunos otros poseen algo de presión competitiva, pero no porque sea una buena gestión pública.

Además, que, ciertamente, si es que fueran privatizados, podrían elevarse los incentivos económicos para la mejora del servicio. Es evidente la cantidad de enormes deficiencias que tiene Sedapal y la poca rotación que hay entre sus puestos administrativos que nos dan a entender que la meritocracia es casi nula.

Obviamente, en el extremo opuesto está Petroperú, el gran fósil del estado que, gracias a Dios y a la valentía de nuestra nueva ministra de economía, se dejará de financiar.

En 2024, Petroperú perdió más de S/ 2,800 millones, una cifra tan grande que equivale a todo el presupuesto anual del Ministerio de Cultura,el doble del presupuesto del Ministerio de la Mujer o el costo de construir unos 10 hospitales regionales modernos.

A su alrededor se repite el patrón con empresas municipales de agua como Sedacusco, Emapa Huacho o Emapicay las eléctricas regionales que son incapaces de generar renta. Sin competencia y con los directivos designados por favores, estas empresas no tienen incentivo alguno para mejorar; en resumen, viven de la mamadera estatal. Por ello da igual si mejoran o no sus servicios.

El relativo éxito —aún limitado frente a la magnitud del aparato estatal— de algunas empresas públicas se explica porque tratan de funcionar más como empresas que como prolongaciones de los ministerios.

Por eso, cuando imponen reglas empresariales, metas y responsabilidad por resultados concretos, aparecen los pocos casos de mediana eficiencia dentro del Estado. Es decir, no les va tan mal o no generan pérdidas gracias a que se parecen lo más posible al sector privado.

La pregunta sería por qué nos contentamos con la copia y no con lo original, si la dinámica de mercado, basada en la oferta y demanda en función de mayor eficiencia y eficacia es lo que da frutos, porque insistir en la empresa pública y no comenzar a abrir privatizaciones, o simplemente liquidaciones para los cadáveres como PetroPerú.

¿Capricho ideológico o beneficio burocrático?

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Etiquetas: , , , , Last modified: 22 de octubre de 2025
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