EditorialMartes, 5 de enero de 2021
¿Un ministerio de Ciencia y Tecnología?

Ayer varios candidatos y algunos representantes de equipos técnicos conversaron, vía Zoom, sobre la importancia que tiene el desarrollo de la Ciencia y de la Tecnología en nuestro país. Frente al reto que estimular ambos sectores supone, evidentemente, la izquierda propuso la creación de un ministerio que se ocupe de estos menesteres. En El Reporte consideramos que esa es una muy mala idea, porque -como buena de lo que desde la izquierda se propone no existe una causalidad lógica entre el objetivo que se persigue y el camino que se elige para llegar hasta allí. No necesitamos de un ministerio más.

Quién ponga en duda la importancia que tiene la Ciencia y el desarrollo de Tecnología para un país no tiene la menor idea de cómo ambos soportes han permitido crecimientos exponenciales en la economía, reducciones radicales en la pobreza, además de la agilización de procesos logísticos y de esencial relevancia para el Estado; sin embargo, no nos queda claro por qué la asumida relevancia de la Ciencia y de la Tecnología tienen que terminar convirtiéndose en un Ministerio. ¿No acabamos de ser todos los peruanos testigos de lo ineptos que pueden ser los ministerios para resolver problemas durante esta pandemia?

El sector privado en cambio tiene mucho mejor información sobre qué ciencia y qué tecnología es la que el mercado demanda. Además, el sector privado no tiene las ataduras con las que vive constreñido el Estado. Recordemos, si no, como el doctor Malaga Trillo y su equipo -privado- de científicos han dado un apoyo inconmensurable a la lucha contra la pandemia, una lucha que, de haber quedado en manos del Estado, probablemente hubiera reportado mucho peor resultados (si es que eso es posible). Entonces: estamos de acuerdo en que el Estado no funciona eficientemente. Y también queremos ciencia. ¿Qué hacer?

Ser creativos: la izquierda, frente a cualquier problema, responde con la solución monolítica a la que nos tiene acostumbrados: más Estado. Sin embargo, la realidad nos dicta que mucho mejor alocados están los recursos del Estado en manos de privados. De esa forma, no nos oponemos a que el Estado invierta en Ciencia y Tecnología. Nos oponemos a más burocracia paquidérmica: subsidiemos a la oferta. Creemos fondos concursables para científicos y estudiantes, invirtamos en las facultades de las Universidades Nacionales. Creemos un premio nacional de Ciencia y Tecnología. Pero no más ministerios.