Otra vez los morados salen con todo a levantar en peso lo que puedan para llegar al poder. Ahora, con caras jóvenes y frescas, pero con el mismo linaje arribista y manipulador que siempre han tenido. No les bastó motivar marchas en contra de Merino -que te puede gustar o no como presidente, pero era a quien le tocaba asumir las funciones-, ser responsables de la muerte de Inti y Bryan, pedir la restitución de Martín Vizcarra, tapar y ningunear las muertes en los paros durante el gobierno de Sagasti, apoyar a Pedro Castillo desde el Congreso y cuando el mencionado estaba encargado del despacho presidencial, copar la Sunedu y meter a todos los que podían a manejarla. No, ahora quieren, otra vez, agarrarnos de giles con “LA PROPUESTA”, otra estrategia más para llegar al poder con la esperanza que los incautos voten por Sagasti si postula para presidente ya que el correlón tuvo menos puntos que una rotura de cabeza.
Y como todo esto viene de la mano de los medios y los “periodistas” ayayeros de siempre, se han pasado por todos los sets de televisión, han tenido portadas en todos lo medios y hasta el calzonudo de Nicolás Lúcar, ese que solía llevar en brazos al criminal Hugo Blanco, firmando sus planillones y dando mensajes sentidos a través de la pantalla diciendo que su generación le falló al Perú y que son los jóvenes los que tienen que tomar la batuta -la morada, sino no-. ¿Pero por qué digo que son morados y qué tienen que ver ellos en el asunto? Pues simple, de los siete líderes de esta estafa, cinco tienen vinculación directa con ese partido. Tres de ellos postularon por el partido morado con menos éxito que Alianza en la Libertadores -no vale picarse- y 2 más son simpatizantes abiertos de ese club caviar de rojos con puntos azules.
Ya estamos hartos de los intentos desmedidos y desvergonzados de este grupete de parásitos que se hacen llamar de centro republicano -aunque centro Victoria les vendría mejor- y que no son más que unos “zurdos progres de manual” que solo saben vivir del Estado y que por ello intentan siempre meterse por los palos para conseguir mayor cuota y participación. Una lástima para ellos que la gente ya no les crea, que ya sabemos cómo se mueven y de qué pie cojean -del izquierdo, por supuesto- y que rápidamente han sido desenmascarados. A llorar al río, “moradictos” que aquí ya no tienen nada más por ganar.