OpiniónDomingo, 4 de septiembre de 2022
Libertad y Unión, por Alejandro Cavero
Alejandro Cavero
Congresista de la República

El proyecto de Unión Civil es un paso importante hacia la libertad individual

La presentación de mi proyecto de Ley planteando la posibilidad de contraer una unión civil para personas del mismo sexo ha reabierto un importante –aunque retrasado- debate en nuestro país. El economista Milton Friedman sostenía que “un mercado libre es una condición necesaria para la libertad individual […] y aunque necesaria para la libertad, el capitalismo solo no es suficiente para garantizarla. Tiene que estar acompañada por un conjunto de valores y de instituciones políticas favorables a la libertad” y que, por tanto, cada una de ellas debía defenderse con la misma firmeza y determinación. No podríamos defender la libertad para comerciar o utilizar nuestro dinero como mejor nos parezca, y al mismo tiempo oponernos a la libertad más íntima que recae en decidir con quién y bajo qué términos deseamos compartir un vínculo afectivo y construir nuestro propio proyecto de vida.

El primer proyecto de Unión Civil data del año 2003, y fue propuesto por Martha Moyano. Una mujer de derecha, fujimorista y afroperuana. Pero a la izquierda no le interesa reconocer absolutamente nada de eso.

Un sector de la izquierda dice ahora que aprobar la Unión Civil sería otorgar “migajas”, ya que la mayoría de países del mundo moderno cuenta con Matrimonio Igualitario. No obstante, se olvidan hipócritamente que ya en el año 2015 o 2016, cuando también apoyaron los proyectos de Unión Civil presentados en aquel entonces por Carlos Bruce y Alberto de Belaunde, el matrimonio civil era ya una realidad también en los países del primer mundo; ¿hoy son migajas solo porque los propone alguien de la derecha?

La verdad es que este ni siquiera debiera ser un tema ideológico. La pandemia trajo la lamentable muerte de más de 200,000 compatriotas en nuestro país, varios miles de ellos LGBT. Personas que en medio de la tragedia no pudieron tomar decisiones médicas fundamentales sobre la vida de la persona que aman, o de sucederse la muerte fueron desalojados de los hogares que habían compartido por muchos años, o no tuvieron ningún derecho a pensión o al porcentaje de una herencia que en muchos casos fue producto de años intensos de mutuo trabajo. Nada de eso fue posible debido a la ausencia de un marco jurídico que garantice con efectividad real una serie de derechos mínimos para no quedar en el más absoluto desamparo.

Mi proyecto no tiene como finalidad implantar ninguna ideología marxista, ni nada como falsamente se ha atribuido. Como político, siempre he dicho que discrepo con la manera en como la izquierda busca utilizar las políticas identitarias para su propio beneficio. Bajo ciertos moldes preestablecidos, quieren dictar la forma de ser y de comportarse de determinados grupos. Si eres LGBT entonces debes hablar de una determinada manera, vestir de una determinada manera e incluso votar y tener una posición política que calce con sus intereses. De lo contrario, la cultura de la cancelación y el bullying mediático de lo políticamente correcto pasarán la aplanadora sobre ti. Al final, son tan opresores como esos supuestos “valores tradicionales” que dicen combatir.

Sin embargo, la verdad es que la libertad del individuo y su derecho al libre desarrollo de la personalidad no deberían estar condicionados por su pertenencia a un determinado grupo identitario, sino al deseo estrictamente individual de cómo quieren vivir su propia vida.

Para quienes crean que aprobar la Unión Civil es hacerle el juego a la izquierda porque pone en peligro el capitalismo o la familia están muy equivocados. De hecho, el 62% de los países en el primer cuartil de mayor libertad económica del mundo cuentan con matrimonio para personas del mismo sexo –no solo con Unión Civil-, lo que quiere decir que son precisamente los países con mayor libertad económica los que mejor garantizan también la libertad individual.

Al mismo tiempo, no existe evidencia de que la existencia de figuras como la Unión Civil ponga en peligro la familia tradicional o la heterosexualidad, la cual sigue siendo predominante en el mundo. Y es que la verdad a nadie se le puede “homosexualizar” ni “heterosexualizar”: la gente debe simplemente ser libre de vivir su vida en igualdad ante la ley y respetando a los demás.

Por último, recordemos que nuestro país se fundó bajo la proclama de “Libertad y Unión” y que nuestro himno canta “Somos libres, seámoslo siempre”. Esta es la oportunidad que tenemos no solo de demostrar que a pesar de que estamos en medio de una severa crisis política y económica, los peruanos somos capaces de continuar reivindicando las justas causas de nuestra historia.

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