OpiniónSábado, 28 de enero de 2023
Con el terrorismo no se negocia, por Joaquín de los Ríos

Si bien es cierto Dina Boluarte pertenece a la plancha presidencial del golpista y filoterrorista Pedro Castillo, con sus actos y discursos -y a pesar de los grandes errores que viene cometiendo- estaría marcando una distancia del grupo de radicales con el que llegó al gobierno y con quienes habría compartido la misma ideología por décadas.

Al parecer Dina Boluarte en el poco tiempo que habría sido ministra, así como los últimos hechos golpistas de su antecesor y ya como presidenta, ante los inminentes actos violentistas (algunos ya terroristas) de cierta parte de la izquierda, caviares y de un sector internacional, liderado por Evo Morales desde Bolivia, Cuba, Venezuela y otros países que ya se encuentran bajo el yugo comunista, narco y terrorista, habría reculado y empezado a actuar con consecuencia a los ideales republicanos y democráticos.

Con el terrorismo no se negocia, menos aún, cuando estamos bajo ataque. Lo que debe hacer el gobierno es ejercer la fuerza de sus instituciones armadas. Sabemos que un sector importante de la población realmente quiere un cambio, pero son ciudadanos pacíficos que vienen siendo azuzados por los indicados en el párrafo anterior, que no les importa las muertes, sino llegar a su meta de la asamblea constituyente para atornillarse en el poder y lograr una región latinoamericana dirigida por narcotraficantes, terroristas, corruptos, en fin, por delincuentes.

Si bien Dina Boluarte tiene un discurso de buenas intenciones, al parecer le están faltando los pantalones que se necesitan, ya que vemos como los actos violentistas y terroristas siguen avanzando. Vemos haciendo apología al terrorismo en prensa y redes sociales a ciudadanos que viven en el Perú y otros que toman café y comen langosta en el extranjero (aunque algunos se defienden ahora saliendo en redes diciendo que no les gusta el café ni la langosta).

El Perú ya vivió el terrorismo en las décadas de 1980 y 1990, una historia reciente que no se ha olvidado. Por ello, los peruanos nos estamos defendiendo con uñas y garras, sin permitir que el terrorismo comunista nos asalte y vuelvan a robarnos vidas de peruanos decentes y luchadores.

Hoy tenemos a una población que no tiene miedo de decirle terrorista al terrorista, y que no tiene miedo a los amedrentamientos que realizan dichos delincuentes, ya que estamos dispuestos a dar nuestra vida por no dejar que regresen a destruir nuestra patria y nos quiten años de progreso, paz y esperanza a nosotros, nuestros hijos, nietos y descendencia. No vamos a ser una Cuba o Venezuela, donde varias generaciones perdieron todo lo que les costó décadas construir y solo los que llegaron a migrar a otros países, entre ellos Perú, lograron resguardar su esfuerzo o volver a construir todo desde cero y ser felices.

Basta ya de aceptar lo políticamente correcto; basta de aceptar las ideologías trasnochadas que colindan con el terrorismo; basta de aceptar a los tibios; basta ya de aceptar a los empresarios y políticos acomodadores y miserables; basta de aceptar a los azuzadores; basta de aceptar a los delincuentes; basta de aceptar a los malos. Luchemos por nuestra paz, libertad y democracia. Cueste lo que cueste no dejemos que la historia cuente cómo nos robaron el país por no hacer todo lo que pudimos hacer.

El Estado a través de las fuerzas armadas y policiales tiene el deber de ejercer el monopolio de la fuerza legítima frente a los ciudadanos que se levantan en armas, hacen vandalismo, rompen el Estado de Derecho, hacen apología al terrorismo o cometen actos terroristas. Tenemos que apoyar con alma, corazón y vida a nuestras instituciones armadas, ellas son el pilar principal de nuestro estado de derecho y de nuestra paz. Ya tenemos mucho tiempo dejando que todo avance en piloto automático y con indiferencia, dejándoles todos los espacios para que estos miserables cojan la fuerza que hoy nos azota.

Calladitos y sin acción, perderemos nuestro Perú. Hablando y accionando podemos rescatarlo. Nuestra labor principal como patriotas peruanos es no esperar a que alguien más nos salve y haga nuestro trabajo. Es nuestra labor hacer patria con nuestras empresas, entrando a política, apoyando no solo en la educación intelectual sino principalmente en valores -no siendo tibios-, quejándonos y solicitando cuentas a quien nos gobierna, y simplemente resguardando que estos malditos que se han metido en todo el tejido de nuestra sociedad caigan y paguen con todo el peso de la ley y no sigan destruyendo nuestro país, nuestro futuro, nuestras esperanzas. Es labor de todos, en sus casas, trabajos, calles, colegios, universidades y cuanto lugar frecuenten.

Como dijo Basadre, “el Perú es mucho más grande que sus problemas”.

¡CON EL TERRORISMO NO SE NEGOCIA!

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