Es un honor hacer uso de la palabra esta mañana al conmemorarse el Cuadragésimo Aniversario de la Victoria Naval en Puncos – Ayacucho
Entre las décadas de 1980 y 1990 el Perú vivió una tragedia nacional por la que miles de familias tuvieron que vestirse de luto.
Tiempos recios en los que nuestra patria vio correr ríos de sangre de sus hijos por el accionar demencial de las organizaciones terroristas de sendero luminoso y del MRTA, únicos responsables de las miles de muertes y de las inmensas pérdidas materiales de aquellos años oscuros, pese a que cierta concurrencia de predicadores infames ha pretendido, soterradamente, equiparar el uso legítimo de la fuerza de las instituciones armadas como la marina de guerra del Perú, con la salvaje agresión de las organizaciones terroristas que no respetaron ni la vida de niños.
En un artículo publicado en el anuario del CAEM de 1982, el entonces Capitán de Navío Jorge Hesse Ramírez, poco antes de que las FFAA ingresaran a Ayacucho a contrarrestar la lucha armada comunista, expresaba premonitoriamente:
“La subversión si bien se presenta, inicialmente en el país como un problema determinado, en una zona específica del mismo, no debe pensarse que no representa un problema nacional y que por consiguiente involucra la participación de todos para la solución. En donde la problemática es generalmente muy compleja es en el dominio militar, ya que es precisamente en este campo, en el que se realizan las acciones que pueden negativizarse muy fácilmente, en especial cuando se utilizan análisis simplistas para entender los efectos de las actividades en el dominio militar.
“El problema de la subversión tiene un ámbito social y como tal, la magnitud de su complejidad es enorme, muy compleja lo es por cierto en el dominio militar, ya que es precisamente en este campo, en el que se realizan las acciones que pueden negativizarse muy fácilmente. En especial cuando se utilizan análisis simplistas para entender los efectos de las actividades en el dominio militar”
A fines de 1982 junto al ejército peruano, la marina de guerra del Perú fue convocada por el presidente CR Fernando Belaunde Terry para intervenir la zona de emergencia de Ayacucho. El ministro de marina de entonces, Vicealmirante José Carvajal Pareja, asumió el enorme desafío que ello implicaba y dispuso la intervención institucional en un ámbito operacional bastante alejado del habitual.
Aquella decisión sería de gran trascendencia para nuestra marina, que inició su lucha contra el terrorismo con miembros de infantería de marina e inteligencia naval que, con el devenir de los acontecimientos, se haría extensiva a toda la Institución.
La marina se hiso presente en Ayacucho los primeros días de 1983, mediante directiva del entonces Comandante General de la Marina Vicealmirante Ricardo Zevallos Newton.
El Destacamento Naval que inicio estas acciones en la zona, actuó bajo las órdenes del primer Jefe Político Militar de Ayacucho, el General de Brigada Roberto Clemente Noel Moral, distinguido oficial general que lucho contra la insania terrorista y que publico unas memorias que revelan testimonios de primer orden, los mismos que sospechosamente, no han sido tomados en cuenta en los análisis posteriores a la derrota militar de sendero luminoso en los años 90.
Para hacerse cargo de la situación, las Fuerzas Armadas ingresaron a Huamanga el 24 de diciembre de 1982, evitando con ello, la llamada navidad sangrienta planeada por el asesino Guzmán.
La intervención militar se dio en un entorno muy alarmante;
•Zonas liberadas
•Abandono de puestos policiales
•Autoridades educativas y docentes miembros de sendero luminoso laborando en colegios y universidades
•Ineficiente uso de recursos financieros departamentales y municipales
Para salvar esta situación, se requirió de una estrategia operacional que contemplo el despliegue de medios, estableciéndose, como sostiene el Contralmirante Anibal Cueva Lopez en su libro sobre terrorismo en el Perú, 60 bases contra subversivas en puntos críticos con los que se disminuyeron las acciones terroristas locales.
Los objetivos operacionales fueron:
•Recuperación y sostenimiento del control territorial
•Restablecimiento del principio de autoridad del estado
•Reconocimiento de terroristas
•Infiltración
•Fomento de la colaboración de la población
Sobre esto último, es importante mencionar a contrapelo de las versiones adversas, que el estado mayor general de marina en un manual publicado el año 1976 con el título generalidades sobre guerra subversiva firma que “la contra subvención deberá ejecutarse tomando en cuenta que la población es siempre el primer objetivo y el medio sobre el cual tiene lugar la contienda, y nunca el enemigo, por muy volcado que se halle a favor de la subversión.
Impuesta de esta filosofía, el 2 de agosto de 1983, la marina de guerra asistió al que sería su primer enfrentamiento armado con los delincuentes terroristas de sendero luminoso en Ayacucho en el Combate de Puncos, en el que perdieron la vida tres marinos de guerra, los Oficiales de MarInfantes deMarinaPedro Cueva Vázquez, Félix Rosas Zevallos y Johnny Ordoñez Diaz, reconocido como Toby.
La marina había recientemente establecido una Base de Patrulla (B.P) en el poblado de san José de Secce que estuvo bajo el comando de los Tenientes Gato y Dogo.
Debido a que los informes de inteligencia indicaban que era una “zona liberada”,
era imperativo asumir el control de los caminos y brindar protección a la población.
En la madrugada de ese día, dos comuneros se presentaron en la base pidiendo auxilio debido a que numerosos terroristas habían incursionado en su localidad quemando viviendas.
Con el apoyo de helicópteros, se dispuso que saliera de inmediato al encuentro del enemigo, la patrulla oso compuesta por infantes de marina al mando del OM1 Ima Pedro Cueva Vázquez, que luego sería apoyada por cinco policías.
Al llegar a un lugar denominado Puncos, donde se hallaban escondidos los terroristas, según informes de los pobladores, fueron avistados, trabándose de inmediato un rudo combate. Nuestra patrulla.
Se enfrentó sin contemplaciones a un número muy superior de terroristas con armas automáticas.
La lucha se extendió por varias horas. Ante la superioridad numérica del enemigo hubo de replegarse hacia mejor posición. Quedaba en el campo muertos gloriosamente en defensa de su patria, los héroes navales Pedro Cueva Vázquez y Johnny Ordoñez Diaz.
El repliegue se hizo. Se actuó con profesionalismo, protegiendo en primer lugar a los varios heridos, uno de los cuales, Félix Rosas Zevallos, fallecería minutos más tarde en brazos de sus compañeros, que lo protegían del asedio del enemigo, dando nuestras de coraje y de compañerismo inquebrantables,
Nuestros valerosos infantes de marina no se amilanaron ni por un instante, frente a la desventaja numérica, haciendo honor a su reputación de feroces combatientes, de los mejores infantes de marina del continente.
De marinos de guerra aguerridos, orgullos de su raza y de la estirpe guerrera anfibia que proyecta el poder naval a tierra, siguiendo la estela de quienes, inmolado ya el Gran Almirante del Perú Don Miguel Grau Seminario, como Fanning, Arrieta, More, Astete y tantos otros, hubieron de adentrarse en nuestras arenas y andes para entregar sus vidas ahí donde el destino les tenía reservado la gloria……
El Combate de Puncos y otras acciones contribuyeron a que, a fines de ese primeraño, como afirma el General Noel en sus memorias, se restableciese en un 90% el estado de derecho. Esta afirmación concuerda con una versión contenida en un número de la revista de marina de 1984 que señala “sendero luminoso sufrió serios reveses en la sierra, perdiendo parte del apoyo que, por temor, le brindaban las comunidades campesinas... Ante la actitud enérgica de las fuerzas del orden, hizo que algunos miembros de sendero desertaran o capitularan solicitando la protección las mismas”.
Es importante recordar que existe mucha literatura sesgada que ha criticado nuestro accionar en las zonas de emergencia. Sin embargo, cabe preguntarse ¿cómo se hubiese hecho mejor?, o más aun, ¿cómo hizo alguna otra sociedad para lograr salir airosa de una situación tan grave como la que vivimos los peruanos en aquella época? Es decir prontamente y con escaso costo de vidas y pérdidas materiales.
Ninguna de esas posiciones hostiles, ha dado respuestas satisfactorias hasta hoy a estas interrogantes, a las que habría que enrostrarles recurriendo al Baron De Montesquieu, que lo que es verdad en un tiempo, es error en otro.
Aquellos años de sangre y de dolor que remecieron las otrora tierras del sepa inca, pusieron a prueba, una vez más, a la marina de guerra del Perú, que hizo honor a su antigua tradición guerrera y victoriosa que se remonta a los tiempos del inca navegante.
Entonces no se dudó en emprender la batalla por la conservación de la patria, de nuestros valores y cultos heredados, a los cuales los terroristas pretendían eliminar y remplazar por un nuevo orden totalitario y criminal.
Estos asesinos sin linderos jamás contaron con la respuesta contundente, profesional, bizarra y patriótica de las fuerzas del orden. Nos subestimaron, esa fue su perdición. Se cumplió con el deber y no hubo lugar a amedrentamiento, ni por los ataques a traición, ni por los cobardes atentados a mansalva.
Hubieron de quedar muertos en la refriega muchos de estos repudiables degolladores de niños, en justo precio por pretender deshonrar nuestra historia, nuestra cultura y nuestra nación milenaria, a despecho de sus inconfesos alcahuetes, que desde entonces y sin tregua, se muestran como sobreactuados inquisidores y moralistas, que no dudan en lanzar sus envenenadas saetas a quienes se han sacrificado tanto por la patria, arriesgando sus vidas innumerables veces….
Pese al dolor, por los compañeros caídos, nuestra marina de guerra, de la mano del ejército, de la fuerza aérea, de la policía nacional y de la sociedad toda, supo reponerse y encarar al terror hasta vencerlo.
•TCO 3 Ima Pedro Cueva Vázquez,
•OM1 Ima Félix Rosas Zevallos
•OM1 Ima Johnny Ordoñez Diaz.
Descansen en la mansión de los héroes, su sacrificio no será olvidado por la marina de guerra del Perú, que hoy al conmemorarse la gesta de puncos y de su inmolación, les rinde justo y reverente homenaje…doliente por su pérdida, pero orgullosa por su sacrificio, a quienes debemos tanto, todos los peruanos que deseamos vivir en paz, en unidad y en armonía,
Que el altísimo siempre vele por sus familias, que pese al tiempo trascurrido los deben
recordar con el amor que en vida les profesaron….
La patria los mirara siempre como a sus hijos predilectos, su resolución y su valor en las horas de mayor incertidumbre serán siempre inspiradoras para los guerreros del mar de hoy y los de las próximas generaciones…
Muchas gracias
Contralmirante Juan Carlos Llosa Pazos
Miraflores, 14 de setiembre del 2023