La recesión en términos sencillos y legos es la contracción de la economía. Se reduce el consumo y la producción de bienes; se contrae el empleo. Esto daña la economía de las personas porque, también, se reducen los ingresos y ahí donde éstos sean exiguos se agrava la pobreza.
¿Cuál es la salida a tremendo problema? Se escribe fácil, se lee rápido, pero es una acción muy compleja, se requiere más y mejor inversión. Pública y privada, nacional y extranjera. Con la inversión crece el empleo, se eleva el consumo de bienes, la producción, por ello el PBI y todos contentos trata.
¿Quizás eso explica la desesperación de la Presidente por saludar mandatarios en el extranjero? Leyendo las noticias así es, pero, siempre hay uno y más peros en estos intentos.
Como es evidente cualquier equipo que prepara misiones presidenciales al extranjero sabe que se trata de operaciones muy coordinadas, con agendas pactadas con antelación y donde aun lo que pudiera estar fuera de protocolo estará coordinado y se tendrán opciones para salir airosos de algún percance que pudiera ocurrir, porque, finalmente serán mandatarios, pero son, sobretodo, humanos y como tales les suceden casos.
También, es sabido que, si no tendrás una recepción adecuada, si la audiencia pactada queda en sin confirmación, pues no se asiste.
No es aceptable, entonces, como resultado de los periplos que tengamos fotos que derivan en sutiles memes que no haya documentos de intención o, mejor aún, acuerdos que exhibir, los resultados indican que esos viajes han sido un éxito de improvisación.
Esta situación no sería un problema mayor si el país estuviera ordenada su economía, algunas políticas de desarrollo estuvieran funcionando adecuadamente y pudiéramos tener un tiempito para una suerte de networking de presidentes, primeros ministros y CEO.
Los profesionales y empresarios salimos a hacer imprescindible network cuando tenemos objetivos claros y sabemos qué venderemos, qué se ofrecerá, qué debemos adquirir o, por último, sobre qué hablar (porque a veces es necesario salir para reconocer lo que necesita el mercado), si no lo tienes claro, ahórrate el saco oscuro o el vestido de cóctel y dedícate a ordenarte.
Evidentemente, siempre es saludable y muy placentero saludar y conversar con los amigos, en ese caso, reconozcamos estamos en un evento o reunión social. El país y, mucho menos, la Presidente no pueden darse ese lujo.
Entonces, antes de salir toca revisar las cosas que nos han sucedido en los últimos años en materia de inversión.
En infraestructura, PROINVERSIÓN, salvo transmisión eléctrica no adjudica nada relevante desde hace años, eso es responsabilidad hoy, del Ministerio de Economía y Finanzas que tiene un permanente afán por complicar lo sencillo.
En minería, los fracasos estatales suman varios miles de millones de dólares.
En petróleo, como si nos sobraran los fondos presupuestales, tenemos una empresa que lleva años en pérdidas monumentales.
En turismo y gastronomía, el COVID y las medidas del lagarto y su sucesor casi matan por inanición una industria con una enorme capacidad de generación de empleo.
En construcción, el estado ha licitado proyectos de menor envergadura, ¿hace cuánto que no vemos a una autoridad inaugurando una carretera, puente o puerto nuevo? Salvo las menciones honrosas de concesiones otorgadas hace larguísimos años, Jorge Chávez, Chancay o el Metro, el resultado es mínimo.
Si, por otro lado, hablamos de las inversiones de gobiernos regionales o locales veremos que las cifras son, siendo amables, exiguas.
Entonces, ¿para qué se sale de viaje si no hay producto tangible que ofrecer?
¿La Presidente debe viajar? ¿Debe asistir a foros, cumbres o actos similares? Sí, sin duda alguna, pero para ello el contenido del viaje debe estar afiatado, la agenda segura.
Hace falta dictar medidas internas que ordenen y destraben, hace falta construir una paz social que reciba a la inversión como lo que es: desarrollo. Para lograr ello hace falta viajes, pero a nuestras provincias, a impulsar los proyectos nacionales, a consolidar la visión de unidad nacional, a verificar las acciones de seguridad nacional y local.
Cuando desde el extranjero se vea que las inversiones son bien recibidas por un marco legal e institucional estable y por una población decidida a trabajar por su desarrollo estamos más que seguros que nuestras autoridades serán llamadas, invitadas por gobiernos y foros, las reuniones aseguradas y consolidadas más allá de un encuentro casual en pasillos extranjeros.