El 7 de diciembre de 2023 se cumple un año del fallido golpe de estado de José Pedro Castillo Terrones, uno de los presidentes más corruptos que ha tenido el Perú en su historia republicana, y sin duda, el más incapaz. El daño generado al Perú por este individuo, que tuvo en sus manos dirigir el Gobierno por algo más de 15 meses, se puede estimar en decenas de miles de millones de dólares. Esto se debe no solo a los robos de la casta política que lo acompañaba en el Gobierno Nacional, los Gobiernos Subnacionales y el Congreso, sino también al enorme impacto económico e institucional de su nefasto Gobierno.
En lo económico, el Gobierno socialista de Pedro Castillo, títere del Foro de Sao Paulo, generó enormes pérdidas, principalmente en el llamado costo de oportunidad (o costo económico), entendido como lo que dejamos de obtener por hacer lo que hicimos. Esto se refleja, sobre todo, en la falta de aprovechamiento de la demanda de nuestros productos de la minería, agroexportación, pesca, industria y servicios en el exterior. Con su permanente hostigamiento a la inversión privada, el Gobierno de Castillo provocó la más grande fuga de capitales en la historia del Perú (estimada en alrededor de 20 mil millones de dólares), produciendo un frenazo a la economía peruana que nos ha llevado a una recesión después de más de 33 años. Esto ha incorporado a más de 600 mil peruanos a las filas de la pobreza en 2022, y estamos a punto de finalizar 2023 con una magra tasa de crecimiento que será menor al 1%. Entre las consecuencias más dramáticas desde el punto de vista social, económico y humano, se encuentra que una de las secuelas de ese corrupto e incapaz Gobierno de Castillo llevó a que, en 2022, más de 401 mil peruanos emigraran y que, solo entre enero y junio de 2023, más de 415 mil peruanos dejaran el país para no regresar, siendo la mayoría de ellos jóvenes profesionales que emigraron porque no creen que podrán encontrar un futuro promisorio en su patria.
Desde el punto de vista institucional, el daño del Gobierno de Castillo ha sido enorme, no solo por el monto de lo que se ha robado desde un Gobierno que operó en complicidad con congresistas y funcionarios de los Gobiernos subnacionales (según la Contraloría, el monto de lo que el Estado perdió en 2022 ascendía a más de 24 mil millones de soles), sino también por las redes de corrupción que fueron introducidas en todas las esferas del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, los gobiernos subnacionales y hasta en la Fiscalía. Esto se llevó a cabo sin consideración alguna a la meritocracia, colocando allegados incompetentes en diversas entidades del Estado para robar y protegerse entre sí. Como resultado, la ciudadanía no solo no confía en absoluto en las instituciones del Estado, sino que inclusive las repudia, como es el caso de la casta política en el Gobierno y el Congreso.
El proceso de deterioro moral y material que se ha establecido en el Perú con la llegada al poder de Pedro Castillo no fue conducido solo por políticos socialistas como Vladimir Cerrón (quien daba la apariencia de ser el que ejercía el poder real detrás de Castillo) pero que no era tal. En realidad, el mismo Cerrón actuaba como un simple lugarteniente de campo, dócil y lamebotas de los dictados del Foro de Sao Paulo, encabezados por los gobiernos de Cuba y Venezuela, y con serios indicios de que se hacía en complicidad con el terrorismo, el narcotráfico, la minería ilegal, la tala ilegal y los carteles delincuenciales internacionales enviados desde Venezuela.
Hay que decirlo claro: En este momento, el Perú se encuentra siendo acechado por un conjunto de fuerzas externas muy bien coordinadas desde Cuba y Venezuela, que actúan sincronizadamente con la complicidad de los gobiernos socialistas de Bolivia, México, Colombia, Brasil, Nicaragua, España y, hasta hace muy poco, también de Argentina. El elemento común de todos los gobiernos mencionados es que no creen en los principios y reglas de la democracia liberal, sino que la utilizan simplemente como un mecanismo para llegar al poder a través de una votación, pero para no soltarlo. Estos neomarxistas, en vez de utilizar la otrora lucha armada, socavan los valores y la cultura occidental como un mecanismo para agudizar las contradicciones, cambiar la Constitución y, a partir de ello, entronizarse en el poder para destrozar países, trayendo pobreza y atraso.
Por otro lado, lo que la evidencia empírica de la historia y la experiencia alrededor del mundo ha demostrado de manera contundente es que no existe un solo país en el que estas propuestas socialistas-comunistas hayan funcionado. A mis equivocados hermanos socialistas-comunistas del Perú y del mundo, les pediría que me muestren un país (¡no dos!) en el que las ideas socialistas-comunistas hayan funcionado. Simplemente, ¡no existe ese país!.
Algunas personas mal informadas incluso mencionan que los países escandinavos serían un ejemplo de países "socialistas" que han conseguido resultados favorables. ¡Nada más alejado de la realidad! Actualmente, justamente los países escandinavos son un ejemplo de países capitalistas que cuentan con un mayor grado de libertad política y económica, con la consiguiente prosperidad y bienestar en sus sociedades. Así, según el Índice de Libertad Económica del Instituto Heritage (Index of Economic Freedom, que evalúa la libertad política y económica de 184 países del mundo), se tiene a Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega como algunos de los países más libres del mundo, pues en 2023 ocupan los puestos 9, 10, 11 y 12, siendo considerados incluso como países más libres que Estados Unidos, que ocupa el puesto 25, y Perú, que ocupa el puesto 44.
Pasando revista al contexto global, encontramos que hoy más que nunca el mundo se encuentra entre un enfrentamiento político, económico, social y cultural entre autocracia y libertad. La lucha ideológica es entre el Estado y la persona humana. Los autócratas buscan poner al Estado en el centro de la política, mientras que para quienes creemos en la libertad, la persona humana es la que debe estar en el centro de las políticas públicas. Para los autócratas, el Estado debe estar por encima de la persona humana, mientras que para los liberales-libertarios, es la persona humana la que debe estar al centro de las políticas públicas. La imposición del Estado puede darse a través de la búsqueda de un Estado Supranacional, con la imposición de una Agenda 2030, que, aunque gira en torno a objetivos muy loables (como reducir la pobreza y proteger el planeta que le dejaremos a nuestros descendientes), trae también de contrabando camuflados objetivos que atentan contra la dignidad de la persona. Pero puede darse también a través de la imposición de un Estado "Plurinacional", como el que ha sido impuesto en Bolivia y pretende imponerse en Chile y Perú.
Debido al peligro que acecha al Perú, Iberoamérica y al mundo ante la amenaza socialista-comunista o esa "agenda globalista", es que hoy, más que nunca, los liberales-libertarios tenemos que ingresar a la cancha política para enfrentar a los marxistas (desde los "caviares" hasta los extremistas de izquierda) con ideas y propuestas concretas de corto, mediano y largo plazo para solucionar los problemas que aquejan a nuestros países.
Esta tarea de titanes no podemos emprenderla solos. De la misma forma en que el corrupto Foro de Sao Paulo sincroniza sus acciones en Iberoamérica encaminadas a exacerbar las contradicciones, promover la lucha de clases y así generar las condiciones objetivas y subjetivas que les permitan tomar el poder en el Perú, quienes creemos en la libertad como fundamento del progreso debemos también trabajar de manera coordinada y sincronizada con aquellos hermanos libertarios que comparten nuestras ideas alrededor del mundo, empezando por Iberoamérica.
El triunfo electoral de nuestro hermano liberal-libertario Javier Milei es una luz de esperanza para que no solo en Argentina, sino en todo el mundo, los liberales-libertarios conquistemos el poder en las urnas. Por eso, rebosantes de optimismo y esperanza, orgullosos de haber sido los peruanos quienes hace un año nos erigimos como una muralla en defensa de la libertad y la democracia en América Latina, al impedir que prosperara el golpe de estado del corrupto Pedro Castillo acompañado de sus cómplices del Foro de Sao, y siempre basados en las ideas de la libertad como fundamento del progreso exclamamos: ¡Liberales y libertarios de todos los países del mundo, uníos!