OpiniónLunes, 22 de abril de 2024
Sobre Israel, por Albert Geovo*
Albert Geovo
Columnista de El Nacional de Venezuela

En todos los tiempos desde la creación, Israel ha sido una nación despreciada, sometida a los peores infortunios, éxodos, genocidios, represiones, engaños, vejaciones, violaciones de los derechos naturales y la lista es millonaria en vituperios, con toda clase de situaciones de ejemplos impropios para el ser humano e incluso para cualquier criatura.

La paradoja es que todo lo que somos hoy y fuimos ayer e incluso en el futuro se lo debemos a esa cosmovisión formada por los israelitas. Cristianismo, islam y judíos más aún, a profundidad, deben todo su sistema de pensamiento a Israel.

Si en el pasado de nuestras conocidas civilizaciones existió una cosmovisión de seguro fue israelita, y la aseveración es más profunda aún, si existe vida en otro planeta o dimensiones paralelas a la de Euclides, esta sin lugar a dudas también es israelita. Porque Israel no es un pueblo, una nación, sino que es más que eso, un sistema, una energía que lo abarca todo desde lo singular hasta lo general.

Por ello es el afán de destruir ese centro magnético que sostiene el mundo en equilibrio, armonía y constante evolución, de allí emana la energía primogénita de la creación y aunque se sacrifican a todos los israelitas su energía es sempiterna en el universo, de imposible destrucción.

Israel es lo racional, la inteligencia, la estética, la belleza, la paz, la armonía, la belleza dentro de un modelo de libertad, esto son cualidades eternas en el universo, esto explica porque la persecución contra esas cualidades en el universo, porque sólo su existencia sostiene el mundo.

De quedar en ruinas esa nación, como lo han pretendido grandes dictadores, el mundo se sometería a una época de oscuridades, tiranías, totalitarismos, autocracias del pasado, antisistema democráticos con sus deplorables consecuencias.

En Israel se centra el fiel de la balanza, entre la paz y la guerra, la bonanza y la ruina, el amor y el odio; es por ello tanto ataque en destruir y desterrar a los judíos de su tierra, lo hicieron egipcios, romanos y en esta época, se repite la historia por sus cualidades cíclicas.

Queda de parte de todos los líderes del mundo, abrir los ojos ante la neblina para que se mantenga la paz y la vida del pueblo de Israel por la estabilidad y el desarrollo de todas las naciones del mundo en libertad.

La diferencia entre la cosmovisión israelita y las demás interpretaciones estriba simplemente en el libre albedrío, condición que los demás sistemas y cosmovisiones no respetan, y es por ello el desarrollo tecnológico y científico que aporta el sistema.

Es también esa condición la que brinda todas las garantías a los demás pueblos y naciones de la humanidad para vivir tanto en paz como en libertad y desarrollo. Porque se puede vivir en paz, sin tener libertad, como también tener libertad sin paz, ambos extremos son zonas erróneas en la psiquis de la humanidad.

*Artículo publicado en el diario El Nacional de Venezuela

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