"El que calla, otorga", reza la famosa frase. Y quien ha guardado un silencio sepulcral en los últimos meses ha sido la presidenta del Perú, Dina Boluarte. La jefa de Estado ha mantenido un mutismo inquebrantable durante más de 70 días, sin ofrecer declaraciones a ningún medio de comunicación, salvo a las agencias propias del Estado. Este silencio pone de manifiesto la incapacidad de la mandataria para responder a las severas críticas que enfrenta su gobierno, mientras su aprobación sigue en caída libre, situándose actualmente en un exiguo 5%. ¿Será esta estrategia el comienzo de su fin?
El panorama para Dina es lúgubre. En más de año y medio, no ha logrado combatir la inestabilidad política; el crimen y la inseguridad solo aumentan. El 27% de los peruanos fueron víctimas de un delito en el último año, casi un tercio de la población. Asimismo, el gobierno actual no es capaz de contrarrestar la creciente inestabilidad política. Boluarte y sus ministros carecen de aliados, no cuentan con respaldo alguno, y más bien enfrentan el repudio no solo del sector político nacional, sino también de la prensa y el de la población. A ello se suma el gran descontento del sector empresarial. La aprobación de la presidenta entre los directores generales de las empresas en el Perú ha caído del 71% al 12% este año, según Ipsos, ahuyentando así a la inversión. Todo el escenario es sombrío para Boluarte, y frente a la crisis, prefiere mantener silencio.
¿A qué le teme?
La falta de pronunciamiento por parte de nuestra mandataria no solo denota su incapacidad de gobernar, sino también la fragilidad y debilidad de su mandato. Escondida detrás de sus ministros, sin dar la cara a un pueblo que exige respuestas. El mutismo de Boluarte añade más leña al fuego, demostrando así a su oposición que, si hay un momento para atacarla, es ahora.
El aislamiento de la presidenta no la favorece. Boluarte se recluye y se esconde mientras en el Congreso se preparan para un cambio en la mesa directiva, cuando el tablero empieza a moverse. Los congresistas alistan sus votos para el nuevo presidente del Congreso. Una vacancia podría ponerse sobre la mesa entre los pactos del parlamento.
¿Cómo se protegerá Dina?
Su silencio potencia las críticas de la izquierda, quienes acusan que la mandataria permite a su “congreso de derecha” actuar a su antojo, ante el desgobierno actual. Incitando, incluso, a la población a ejercer su derecho de insurgencia. El sector zurdo, lavándose las manos, olvidándose que, si Dina está hoy en el poder, es gracias a que formó parte del plan de gobierno de Perú Libre, al cual respaldaron frívolamente.
Cuanto más mantenga su silencio la presidenta, más sombrío se verá su futuro como jefa de Estado y más indefenso se verá su gobierno. Demostrando no solo que no es capaz de gobernar, sino que, asimismo, no sólo no está preparada para enfrentar a la prensa, sino a una posible vacancia en el horizonte.