OpiniónDomingo, 7 de noviembre de 2021
Globalismo y terror climático
Adolfo Martin
Consultor Político

En estos días se celebra la denominada “Cumbre del Clima” que, desgraciadamente, constituye una nueva utilización del terror por parte d de las organizaciones globalistas para conseguir sus objetivos.

Debe diferenciarse esta actitud de las necesarias acciones en defensa de nuestro medio ambiente del falsario discurso de las élites globalistas que viajan en decenas de jets privados e innumerables caravanas de autos de alto standing.

El lector constatará como esta “Cumbre” es presentada rodeada de pueriles mensajes emocionales y mucha propaganda apocalíptica. Sin embargo, en esta reunión no ha existido el mas mínimo atisbo de debate científico serio. Por ello, somos bombardeados por adolescentes que amenazan a nuestros hijos si no hacen lo que les ordenan o, se atreven a acusarnos de ser el problema del planeta, y ordenarnos que debemos ser mas pobres para que no aumente la temperatura. Provocaría hilaridad si, detrás de ello, no se escondiese un programa de control social que pretende acabar con nuestros derechos.

No puede confiarse en los argumentos “científicos” de quienes no hace mucho predijeron para este año que ciudades enteras estarían bajo los océanos, que los polos ya habrían desaparecido o, calamidades similares. Ocultan las graves acusaciones que sectores científicos lanzan contra esta campaña de terror que, además de atemorizarnos, pretende justificar un negocio “verde” exclusivo de estos globalistas y sus acólitos. Resulta conmovedor escuchar a multinacionales que llevan años esquilmando los recursos del planeta, regañar a la humanidad por comer carne o pretender tener agua caliente.

Mientras los gobiernos se pliegan a estos intereses económicos, y se preparan para tratar de implantar “pasaportes verdes” con los que penalizar a los que no seamos “buenos ciudadanos”, nuestro deber como amantes de nuestro planeta, es defendernos de esta agresión y actuar, en nuestro ámbito particular, contra este terror climático con el que algunos pretenden hacer un gran negocio a nuestra costa.