OpiniónDomingo, 26 de junio de 2022
Xenofobia y comunicación existencial, por Ricardo de la Piedra Cassinelli

Este articulo explica la experiencia y el manejo de la xenofobia en el contexto interpersonal.

¿Qué es la xenofobia? La función de la xenofobia es mantener y preservar nuestra cultura, avisándonos a través de la experiencia del análogo ira/ temor que alguna expectativa cultural ha sido transgredida por alguien y/o algo perteneciente a otra cultura. La cultura es el conjunto de pensamientos, sentimientos, valores, tradiciones, perspectivas, esperanzas, temores, lenguaje, códigos y reglas compartidas por un grupo significativo de personas. La cultura genera expectativas de comportamiento de las personas con quienes interactuamos. Cuando la expectativa se cumple nos sentimos realizados, más cuando la expectativa se incumple inmediatamente experimentamos el análogo ira/temor. El análogo ira/temor es un proceso continuo en el cual la ira y el temor son dos aspectos de la misma emoción, comparten las mismas reacciones bioquímicas, y son complementarios e implícitos en cada otro. Se experimenta como furia, ira, cólera, malhumor, malestar, rabieta, ansiedad, angustia, agitación, desesperación, recelo, despecho, desprecio, intolerancia, discriminación, culpabilidad, agresión, temor, miedo, pánico, terror, desconfianza, ironía, sarcasmo, alienación y/o confinamiento, etc. Nuestro comportamiento puede ser peyorativo, denostativo, receloso, sarcástico, irónico, temeroso, esquivo y/o agresivo.

La xenofobia es inherente a la cultura y existe desde los albores de la humanidad. No podemos eliminarla, solo podemos aprender a manejarla dirigiéndola hacia la tolerancia cultural con el objeto de desarrollar relaciones saludables.

Ilustremos el funcionamiento de la xenofobia con un simple ejemplo. En nuestra cultura, se espera que las personas que visten ternos azul oscuro calcen zapatos de color negro, ¿Qué sucede si vemos a alguien en un sitio elegante de noche usando un terno azul oscuro con zapatos color caramelo? Si nos sentimos cómodos hemos aceptado, gracias a nuestra tolerancia, que nuestra expectativa se incumpla asumiendo la nueva regla como nuestra. Más, si sentimos malestar significa que nuestro etnocentrismo nos está avisando a través de la xenofobia que la referida regla se está incumpliendo por alguien de otra cultura. Y tenemos dos opciones: (1) alienarnos de la persona, ergo, no entablamos conversación alguna con ella y/o emitimos un gesto y/o comentario ofensivo; confinándonos a nuestra propia cultura y convirtiéndonos en fundamentalistas culturales y (2) trascender nuestra cultura y desarrollar una relación interpersonal basada en la honestidad, transparencia y la posibilidad de construir un futuro juntos.

¿Dónde experimentamos la xenofobia? El análogo ira/temor se experimenta en varias partes de nuestro cuerpo. En el cuello se siente como un nudo y como si nos estuviésemos ahorcando con alguna soguilla. El estómago se experimenta como un vacío y/o una presión que pareciera que tuviéramos un gran peso, un nudo y/o una piedra alojada en el mismo. El pecho se siente hinchado y con una gran presión pudiendo acelerarse los latidos del corazón, las muñecas se sienten como si estuvieran cerrándose y/o nos las estuvieran ajustando, se experimentan ondas que viajan rápidamente del antebrazo hacia la mano, pudiendo también enrojecerse la piel. Es la descarga de adrenalina preparándonos para la acción, bien sea para tolerar y trascender nuestra cultura asumiendo nuevas reglas culturales como propias y/o para rechazarlas, recluyéndonos en nuestra propia cultura.

¿Cómo se maneja la xenofobia? En mi tesis “Phenomenology of Xenofobia” (1977) desarrollé un método para manejar la xenofobia, el cual consiste en convertir la intolerancia xenófoba en tolerancia cultural: (1) asociamos la palabra “tolerancia” (u otra) a la experiencia del análogo ira/temor en nuestro cuerpo (cuello, pecho, estómago, etc.). (2) La palabra escogida nos recuerda que estamos experimentando xenofobia y corre traslado al valor o valores de los cuales la expectativa incumplida proviene. Es decir, (3) ponemos conscientemente en contacto a nuestras emociones con nuestros valores a través de nuestras cogniciones. Ese es el inicio del de manejo de nuestra xenofobia para desarrollar y crecer y no alienarnos ni confinarnos.

Ilustremos el proceso con un ejemplo. Muchos estadounidenses que visitan nuestro país se sienten aterrados/furiosos por el tráfico de Lima. Al traer su valor cultural del tráfico ordenado y respetuoso rechazando el tráfico caótico de Lima, están viviendo el presente como si fuera pasado. Han superpuesto el tiempo estadounidense sobre el espacio peruano. Ergo, han convertido el tiempo en espacio perdiendo el manejo de su temporalidad. Están en dos sitios a la vez: manejando en medio de un tráfico desenfrenado (Lima) con la expectativa de un tráfico ordenado y respetuoso (USA). Esa brecha espacio-temporal se experimenta como xenofobia, la cual los “inmoviliza” en tiempo y no les permite adaptarse al caótico tráfico de Lima. Al repetir la cognición “tolerancia”, el estadounidense empieza a manejar su temporalidad conscientemente, dejando el pasado atrás, incrustándose en el presente y aceptando que debe adaptarse al tráfico de Lima.

En síntesis, la xenofobia es la experiencia del análogo ira/temor al percibir que algo y/o alguien ha transgredido expectativas de nuestra cultura. La xenofobia puede ser manejada para nuestro desarrollo personal e interpersonal incorporando reglas y expectativas de otras culturas a la nuestra.