OpiniónLunes, 4 de julio de 2022
Miedos Morados, por Ricardo de la Piedra

“I see dead people”. Frase y escena icónica del peliculón El Sexto Sentido (1999). Recuerdo que, en ese momento, a mis 13 años, la película cumplió su finalidad: me puso incómodo, me dio miedo, sentía desconfianza, tensión y la percepción de que cualquier cosa sin sentido podía pasar. Algo así como la sensación que los peruanos tenemos cuando vemos a alguien del Partido Morado. La verdad es que cada vez que salen en los medios las figuras emblemáticas del partido, la frase me calza perfectamente: estoy viendo gente que debería “estar muerta” políticamente.

Pónganse a pensar en el reel de highlights de los últimos líderes que nos ha proporcionado (ya sea por militancia o imposición) el espectro morado. Utilizaremos seudónimos para no herir susceptibilidades:

1. El Rayo Julio: La última vez que vi correr a alguien tan rápido fue al Zorrito Aguirre en Matute en su mítica noche contra el campeón de la Libertadores Estudiantes de la Plata allá por el 2010, triplete incluido. En este caso, el excandidato presidencial no corría para hacer goles, sino aparentemente después de hacerlos y generar un incendio bastante romántico a su paso. Un personaje de corazón caliente y huida rápida. Si a las justas podemos apagar incendios, no necesitamos a alguien que corra de ellos. [Nivel de Miedo 7/10].

2. Bebito Fiu Fiu: El carcelero, el causante de separar a hombres y mujeres en días para salir en la pandemia. Sus falencias nos debieron quedar claras desde un inicio, ya que alguien que mantiene a Farid Matuk para cualquier posición de responsabilidad debería ser declarado incapaz por falta de discernimiento de manera directa. Tal vez el hecho que se haya puesto todas las vacunas contra el Covid-19 puede haber nublado su juicio ante el último “supuesto” escándalo amoroso en un lujoso hotel en Cusco. Mantiene un programa al mediodía como Aló Gisela según entiendo. [Nivel de Miedo 9/10] (Le he reducido un punto por el hit musical que nos regaló el gran Tito Silva Music).

3. El Poeta de la Diestra: Me cuesta escribir del poeta, principalmente porque tiene un look empañuelado que me parece muy barranquino y el hecho de que pudiera articular oraciones coherentes ya lo hacía más capacitado que sus antecesores. Ojalá a esa edad yo pueda hacer gala de un garbo similar. El problema viene por otro lado. Nuestro poeta, sufrido rehén en la crisis de la embajada de Japón tomada en 1996 por terroristas (sí, los del MRTA son terrucos, acá no hay que ser políticamente correcto, ni hablar de conflictos armados internos ni esas socializaciones caviares), le pidió un autógrafo (o constancia de secuestro, como él la llama) al terrorista Cerpa Cartolini, líder del MRTA, mientras un valeroso Comando Chavín de Huántar los rescataba. Sí, le pidió un autógrafo a un terruco. Dos perlas recientes: (a) dos días antes de que termine su mandato, se eliminaron los requisitos mínimos los requisitos para ser Secretario de Palacio, lo que permitió que el fugado Bruno Pacheco ocupe dicho cargo (sí, el de los 20 mil dólares en el wáter); y (b) se reunió con Castillo y, pese a que le encanta pedir autógrafos y constancias, su reunión no aparece en el registro de transparencia, sino en un “cuadernillo de ocurrencias” por la puerta 6 o también llamada “Garita”. ¿Qué conveniente no? Un ex presidente que no se acuerda de los protocolos.

El miedo en este caso es fulminante, porque además de todo lo anterior, quiere ser candidato nuevamente [Nivel de Miedo 10/10].

Menciones honrosas: Hay otros géneros morados como (1) el de comedia, cuando uno de sus congresistas buscaba desaparecidos que por lo que sabemos podían estar hasta a favor de cierta vacancia; y (2) el de fantasía, como otro congresista que le gustaba meterse sus trips a mitad del trabajo.

No sé a ustedes, pero a mí el Partido Morado me pone los pelos de punta, tanto así como cuando vi el Sexto Sentido, aunque francamente creo que los protagonistas de esta película tenían menos trastornos y problemas que nuestros representantes nacionales.