Nadie escarmienta en cabeza ajena reza el dicho. Un buen análisis de lo ocurrido con relación a la votación de rechazo al proyecto constitucional en Chile nos daría un importante tomo de lecciones en materia de política, sin embargo, nuestros congresistas, ministros, presidente y hasta algunos analistas están empantanados entre carpetas fiscales, el despliegue de corrupción, luchas por el poder, sea para ampliarlo o mantenerlo, así que no esperamos mucho de ellos.
Sin embargo, me permito insistir y dejar algunas notas inspiradas en lo ocurrido en Chile durante la reciente elección de aceptación o rechazo por una nueva constitución:
a) La legitimidad es voluble y temporal. Miren la votación para optar por una nueva Constitución en Chile, en el año 2020 la decisión fue de 80% a favor y 20% en contra, una decisión aplastante.
El resultado de hace unos días, en cambio, fue de 62% en contra y 38% a favor, solo dos años después. Algunos dirán que los chilenos en realidad le dijeron que no a la constitución lograda en la reciente convención y que la voluntad constituyente se mantiene, pero el hecho, lo objetivo, es que los votantes prefirieron el statu quo.
Traslademos ello al Perú. Se dice que el Pedro Castillo fue elegido democráticamente, por una mayoría electoral, y que por esa razón todo intento de desafuero, aun cuando sea por cauces y razones legales, es antidemocrático o golpista. Chile nos demuestra con las urnas que ello es falso, que esa legitimidad democrática original, tan aludida, se puede perder, en el caso de Castillo, y su dinámica compañía, en menos de un año.
b) Las partes pueden complicar el todo. Se dice que el documento propuesto a los chilenos era uno de avanzado progresismo con derechos y reconocimientos muy profundos y, para algunos, muy adelantados.
Sin embargo, a pesar de las pretendidas bondades de la propuesta constitucional, el proceso de la convención constituyente estuvo plagado de cuestionamientos a varios de los personajes que la conformaron.
Adicionalmente, parte de la población que se creyó adjudicada con novísimos derechos hizo alarde de tales reconocimientos frente a una mayoría que previó un futuro complicado.
Así, a pocos, uno a uno, se fue mellando la voluntad pro nueva constitución al punto de voltearse la escena.
Conviene que el Congreso de la República advierta lo sucedido, así como podemos observar la legitimidad perdida por las múltiples acusaciones a los miembros del (des) gobierno; el Congreso debe tener presente que el desatino de uno influye en las condiciones generales del Poder Legislativo. Bajo esa óptica no es extraño el que se vayan todos.
c) Lo perfecto es enemigo de lo bueno. La teoría de políticas públicas nos enseña que, normalmente, en las políticas públicas diseñadas y luego implementadas hay algún grupo que obtiene beneficios con ella y otro que pierde, evidentemente, toca al técnico y al político tratar que los efectos sean, en lo posible, neutros o compensados.
La propuesta de Constitución para Chile recogía un gran conjunto de reclamos provenientes de un, también, gran grupo de minorías que, a decir de varios políticos chilenos, no habían sido atendidas en la historia chilena.
¿Qué sucedió cuando todos esos reclamos, reivindicaciones y reconocimientos fueron incluidos o sumados en un solo documento? Pues que la mayoría sintió que perdería, que su país perdería el importante desarrollo logrado en los últimos años y, así, optaron por el rechazo.
Véase lo que sucede en el Perú, varios en el Congreso de la República y en otros foros, dicen que las elecciones generales deben ocurrir después que hayan cambiado las, dudosas, autoridades electorales, se haya reformado la legislación electoral, se hayan fortalecido los partidos políticos, etcétera, etcétera.
Lo cierto es que mientras llenamos los casilleros de las consideraciones previas y nuestros congresistas buscan el mundo ideal donde todos sus desasosiegos por el poder que se escapa se ven tranquilizados, los peruanos vemos disminuidos nuestros ingresos, un Estado descompuesto y muchos forcejeos, caras fruncidas, pero ninguna decisión tajante.
Es difícil, pero se puede aprender de la experiencia chilena. Hoy, 11 de setiembre, los ciudadanos peruanos hemos sufrido más de un año complicado en la política y retrocesos en el desarrollo, no merecemos un día más en esa situación.