Poco a poco, el debilitamiento de la demanda mundial debido a la inflación y a los altos precios de la energía ha empezado a afectar a la fábrica del mundo: China. En agosto, las exportaciones chinas sólo aumentaron un 7,1% respecto al mismo periodo del año anterior. En julio, la tasa de crecimiento fue de 18%.
Esta reducción del crecimiento se produce en plena temporada navideña (julio-septiembre) y va acompañada de un descenso del crecimiento de las importaciones, lo que indica que la demanda interna también se está resintiendo. De hecho, el índice de confianza de los consumidores chinos está en su nivel más bajo desde que comenzaron las mediciones.
Todo ello coloca al gobierno chino en una situación complicada. Al depender de un superávit comercial para generar demanda, el gobierno chino parece destinado a enfrentarse a dos escenarios, o bien asume el dolor causado por una contracción de la demanda exterior neta y permite un reajuste de la producción, o bien repite la receta keynesiana del 2008 e impulsa la demanda interna a punta de inversión pública y mayor deuda, generando problemas mayores en el largo plazo.
Independientemente del escenario que se imponga –probablemente, el segundo–, lo cierto es que la demanda doméstica tendrá un rol importantísimo el desempeño de la economía china en los próximos meses y que ninguna reducción de tasas del Banco Popular Chino mejorará las proyecciones, especialmente si se mantienen las absurda políticas del Covid-zero que tienen a China atrapada en el 2020.
En lo que respecta a Perú, el declive de la economía china sólo puede traer perjuicios. Mientras que para el resto del mundo, el bajo crecimiento de China y la menor demanda de materias primas y energía pueden aliviar las presiones inflacionarias, para el Perú sólo significa menores precios para nuestras principales exportaciones. Recordemos que China representa dos tercios de la demanda mundial de hierro y la mitad de la demanda mundial de cobre, ambas materias primas clave para el Perú. Como reza el dicho: cuando a China le da gripe, al Perú le da pulmonía.
PD. Increíble el mítin de Antauro en Andahuaylas. Desde el 2016, este país está obsesionado con irse al diablo y poco se puede hacer para evitarlo, es un pedido popular. Qué pena por los más jóvenes y humildes.