Uno de los más grandes pensadores durante los últimos cien años, que apoyara el sentido original del liberalismo, fue el economista austriaco Ludwig von Mises (1881-1973). Él escribió obras luminosas atacando la moda intervencionista dentro de los economistas y previendo proféticamente la decadencia de las libertades en manos del intervencionismo estatal que se comenzaba a proclamar en esos años.
Uno de esos ensayos fue “Interventionism” (Intervencionismo), publicado en 1926 y que ha sido publicado como parte de una recopilación de ensayos suyos en el libro A critique of interventionism . La más importante contribución de Mises, en mi concepto, al pensamiento moderno fue su análisis acerca de la “imposibilidad” de un orden socialista, que sea capaz de igualar la eficiencia y la productividad de una economía de libre mercado. Pero él no solamente se quedó en el ataque del socialismo, sino que vio una tendencia tan peligrosa como la socialista: la del intervencionismo.
Ante la euforia porque Petro no ha propuesto medidas radicales en el área económica, el ensayo citado es de fundamental importancia, porque en él Mises critica a quienes como Ocampo él llama “Socialistas de la Cátedra”. Mises se dedica pues a definir, describir y criticar el intervencionismo estatal. Es por eso que es tan importante estar claros en que esa supuesta moderación no significa un alivio, pues al final del camino, vamos a llegar a lo mismo que en el socialismo, como intentaré demostrar en este artículo parafraseando ampliamente el ensayo mencionado.
Para Mises no hay término medio, la lógica económica determina que o se está en el régimen de libre mercado o se cae en el socialismo. A pesar de que los “Socialistas de la Cátedra” buscan afanosamente una tercera vía, él demuestra en este ensayo que esa vía (el intervencionismo estatal) es imposible, luego o se reestablecen las reglas de juego de la libertad económica (sin la cual no pueden existir las otras) o se va hacia el totalitarismo socialista. Es por ello que la política de Petro-Ocampo es tan peligrosa, aliviana las prevenciones de quienes quieren la libertad, porque no se está en un régimen que elimine la propiedad privada, pero por furo efecto de la ineficiencia de la fórmula propuesta, se termina suprimiendo la propiedad privada y por lo tanto se terminan suprimiendo las libertades, esto es, se cae en el totalitarismo socialista.
El intervencionismo busca retener la propiedad privada en los medios de producción, pero los mandatos autoritarios, especialmente las prohibiciones, deben restringir las acciones de los propietarios privados. Para Mises es fundamental el responder a las siguientes cuestiones: ¿Cuáles son las consecuencias del gobierno y otras intervenciones en el orden de la propiedad privada? ¿Pueden lograr el resultado que se supone que deben lograr?
Para Mises es sin lugar a duda que las consecuencias son claras y directas: “El resultado es siempre el mismo: un gasto dado de capital y trabajo rinde menos con la restricción que sin ella, o desde el principio se invierte menos capital y trabajo en la producción”. En cuanto a la segunda cuestión el responde: “Todas las restricciones a la producción obstaculizan directamente alguna producción en la medida en que impiden ciertas oportunidades de empleo. Oportunidades abiertas a los bienes de orden superior (tierra, capital, trabajo). Por su propia naturaleza, un decreto gubernamental que. ‘crea´ no puede crear nada que no haya sido creado antes.” Para Mises el gobierno no puede enriquecer a nadie, pero si lo puede empobrecer.
Ya Petro empezó a atisbar cómo puede intervenir en la economía, sin aparentemente dañar la propiedad privada. La forma más común para Mises es a través de la intervención de precios (¿les suena?). “La intervención de precios apunta a fijar precios de bienes que difieren de los que establecería el mercado sin trabas”. Mises describe minuciosamente cómo es el mecanismo, acá solamente lo delinearé a grandes rasgos.
“Desde que el gobierno ha decretado un precio más bajo la demanda ha aumentado mientras que la oferta se ha mantenido sin cambios. La oferta disponible ahora no es suficiente para satisfacer la demanda al precio fijo. Parte de la demanda quedará insatisfecha… Si el gobierno desea evitar las consecuencias de su propia intervención, que después de todo son contrarias a su propia intención, debe recurrir al racionamiento como complemento a los controles de precios y órdenes de venta. De esta manera el gobierno determina la cantidad que puede venderse a cada comprador al precio regulado”.
¿Cómo se llega al totalitarismo socialista a partir de esta aparente ingenua intervención? Mises lo explica prolija y concienzudamente, veamos:
“Nuestro análisis revela, pues, que en un orden de propiedad privada la intervención aislada no logra lo que sus patrocinadores esperaban lograr. Desde su punto de vista, la intervención es no sólo inútil, sino totalmente inapropiada porque agrava el «mal» que pretendía aliviar. Antes el precio era regulado, el bien económico era demasiado caro en la opinión de la autoridad; ahora desaparece del mercado. Pero esta no era la intención de la autoridad que buscaba bajar el precio para los consumidores. Por el contrario, desde su propio punto de vista, la escasez e incapacidad para encontrar un suministro debe aparecer como el mal mucho mayor. En este sentido se puede decir que la intervención limitada es ilógica e inadecuada, que el sistema económico que funciona a través de tales intervenciones es impracticable e inadecuado, y que contradice lógica económica”.
Llega así Mises a la conclusión final de su crítica al intervencionismo estatal: “No hay otra opción: el gobierno se abstiene de una interferencia limitada con las fuerzas del mercado o asume el control total sobre la producción distribución. O capitalismo o socialismo; no hay medio camino”.
Estemos claro, pues, que la propuesta de Petro -“Nosotros no necesitamos expropiar, necesitamos es democratizar que es diferente”- es una falacia, una vez que el Estado comienza a intervenir en la economía, por muy bien intencionadas que sean sus acciones, comienza la deriva hacia la eliminación de las libertades y se termina en la eliminación de la propiedad privada y en el totalitarismo.
Porque para Mises el intervencionismo lleva al socialismo y este es irreconciliable con la democracia puesto que, en demasiadas ocasiones, acudir a medios no democráticos y “extraconstitucionales” ha conducido a la violencia, la represión, la abrogación de las libertades civiles y económicas y a la ruptura del respeto por la ley y el orden legal, lo cual destruye la estabilidad en el largo plazo de la sociedad” (https://mises.org/es/wire/ludwig-von-mises-y-el-significado-del-verdadero-liberalismo ).
Está claro, pues, el camino de Petro: medidas intervencionistas populistas que son apoyadas por la población (bajar las tarifas de los servicios y control de precios) pero al esto no funcionar, como bien lo explica él, la intervención es contraria a la lógica económica, entonces se cae en el efecto bola de nieve, que termina en el socialismo, el cual lleva a la eliminación de la libertad. Mucho cuidado que los aplausos de hoy serán lágrimas en el mañana.
* Artículo publicado en el Diario El Nacional de Venezuela