El lunes 26 de septiembre de 2022 será un día histórico para Colombia, pero no por la payasada de Petro en la frontera con Venezuela, la cual significa un acto más de sumisión del gobierno colombiano a la narcomafia del socialismo del siglo XXI, dirigida por Cuba y regentada por el Cartel de los Soles del chavomadurismo venezolano. Será un día histórico porque marca con una huella indeleble el sentir democrático del pueblo colombiano y su oposición a caer en manos de una dictadura comunista del socialismo del siglo XXI. El colombiano salió a las calles a decirle a Petro y sus secuaces que no se dejará doblegar por sus marramuncias del socialismo del siglo XXI.
En efecto, el pueblo colombiano siempre ha expresado su apego a los valores tradicionales de Dios, patria y familia, ejercidos dentro de un régimen de democracia liberal. La aventura suicida de la subversión marxista siempre ha sido rechazada por un mínimo de 95% de los colombianos, y en 2016 se rechazó en un plebiscito un acuerdo de entrega del país a las FARC. Lamentablemente el liderazgo colombiano desconoció la voluntad popular y se instaló la dictadura del farcsantismo. En 2018 de nuevo el electorado ratificó su convicción democrática y su rechazo al comunismo, eligiendo a Duque con el mandato de modificar ese acuerdo, eliminando la impunidad de las FARC y ejerciendo un gobierno del Centro Democrático (CD).
Lamentablemente Duque traicionó a su electorado, cogobernó con el farcsantismo, implementó al pie de la letra el acuerdo de entrega del país a las FARC y fue tolerante con la estrategia violenta de guerrillas urbanas del socialismo del siglo XXI que haciendo lo que dice la cartilla del Foro de Sao Paulo y al igual que en Venezuela, Bolivia, Perú y Chile crearon un estado de insatisfacción y rechazo al orden democrático para permitir la elección de la opción de la demagogia populista del socialismo del siglo XXI. Si Duque no hubiese gobernado con y para el farcsantismo, por ejemplo, lo lógico es que, aprovechando la luna de miel del nuevo gobierno, hubiese propiciado un referéndum para modificar el acuerdo, en vez de apoyar la iniciativa “anticorrupción” de la izquierda que solamente servía para aupar los liderazgos que luego ganaron las alcaldías de Bogotá, Cali y Medellín y que fue el primer paso para la toma del poder por el socialismo del siglo XXI. Sin un gobierno condescendiente con los caprichos de la izquierda, como el de Duque, Petro no fuera hoy el presidente.
Triunfó pues la opción del socialismo del siglo XXI, fundamentalmente por la desidia del liderazgo democrático que no se unió en un frente popular de defensa de la democracia y que hubiese con tiempo creado un liderazgo que fuese antagonista de la figura demagógica de Petro y no ese vacío espantoso de alternativa que hubo en las pasadas elecciones. Es precisamente por eso que el 26/9 es histórico: porque representa la tenacidad democrática del pueblo democrático y su sed de defensa de la democracia frente a la intención totalitaria que por palabras y acciones está demostrando el gobierno de Petro.
Frente a la estrategia de destrucción de las Fuerzas Militares y de Policía, contra una reforma tributaria extorsionadora, en rechazo del ataque a la propiedad privada agraria, contra la expropiación de los retiros pensionales, en defensa del sistema de salud basado en la combinación de régimen privado y público, contra reformas políticas y electorales que propician la toma del poder por el socialismo del siglo XXI bajo un disfraz democrático y otro tanto de iniciativas gubernamentales del Pacto Histórico apoyada por el club de meretrices en el que convirtieron a los partidos Conservador, Liberal y de la U, el pueblo colombiano dio un primer signo de no querer dejarse avasallar por el Foro de Sao Paulo hoy Grupo de Puebla, por la izquierda caviar de Podemos y Zapatero, y en fin, toda la logia del comunismo internacional que pretende bajo la guía de Petro convertir a Colombia otro narcoestado como lo es Venezuela.
A propósito de Venezuela, otra característica importante de estas protestas populares del lunes 26 es su apropiado “timing”, habiendo vivido en carne propia la tragedia venezolana, es muy importante destacar la idoneidad de estas marchas como antídoto temprano frente al totalitarismo comunista que quieren implantar Díaz-Canel, Maduro y Petro en Colombia. Como muy acertadamente lo apunta el pensador colombiano, investigador asociado del Institut d’Histoire Sociale de Paris-Nanterre, Eduardo Mackenzie:
“Las protestas anti-Petro abren una nueva etapa de lucha: ocurren apenas 50 días después de que el jefe extremista pusiera un pie en el Palacio de Nariño. Muestran que los colombianos, decididos a defender sus libertades y su sistema político, no cometerán el error de los venezolanos. En su lucha contra el sangriento Hugo Chávez a los hermanos venezolanos les tomó tres años antes de lanzarse a las calles para tratar de frenar la destrucción de su país que el dictador ya había comenzado. Lo hicieron mediante un paro indefinido contra las 49 leyes económicas de Chávez votadas por la falseada “asamblea nacional”. Esperaron del 2 de febrero de 1999 al 11 de abril de diciembre de 2001. Cuando entraron en acción ya era demasiado tarde. Le habían dejado mucho tiempo al mal para que hundiera sus raíces. Aunque fue derrocado por unas horas, Chávez fue reinstalado en el poder por los aparatos cubanos dentro de Venezuela”. (https://www.lalinternaazul.info/2022/09/28/colombia-masivo-rechazo-al-gobierno-de-petro/).
Petro con sus acciones como las arriba señaladas que son motivo de la protesta popular y por sus palabras como las pronunciadas en el discurso en la Asamblea de la ONU, que como bien lo señala Andrés Espinosa Fenwarth, “fue la cumbre de la irracionalidad, del poder de la sinrazón… Para justificar la protección de los cocaleros -pregón que podría conducirnos hacia la conformación de un narcoestado en Colombia-, demoniza el carbón y el petróleo en un tono antidesarrollista, que no tiene parangón en la historia económica nacional. El discurso es irracionalmente anticapitalista y antimercado al declarar que el desastre climático lo origina el capital. Su acumulación, dice el texto presidencial, es «la acumulación ampliada de la muerte» (https://www.portafolio.co/opinion/andres-espinosa-fenwarth/gemido-irracional-en-la-onu-andres-espinosa-fenwarth-571776 ).
Es por eso que estas apoteósicas marchas del 26 contra el gobierno de Petro marcan un punto de inflexión para la democracia colombiana: es el inicio de una lucha social contra el socialismo del siglo XXI, poco a poco se irá conformando a partir de ellas un liderazgo que, sin ambages, sin pelos en la lengua denuncie e impida la implantación del socialismo del siglo XXI en Colombia. Es por ello que concluyo que lo ocurrido el pasado lunes 26 es un signo esperanzador para el pueblo colombiano, pues significa que está alerta para impedir la derrota de la democracia liberal en este país.
*Artículo publicado en el diario El Nacional de Venezuela.