PortadaDomingo, 2 de octubre de 2022
FF. AA. no se avasallan

Palabras mayores contra el presidente Pedro Castillo. El comandante general de La Marina, Alberto Alcalá Luna, ha dejado clara la postura de su institución. En un evento que rememoró al personal naval que luchó contra el terrorismo, aprovechó para recordar su rechazo a “los que pretendan reivindicar a los asesinos ideologizados” y a los “terroristas comunistas”. Asimismo, hizo hincapié en que no permitirá que “el estado de derecho sea quebrado”. Este pronunciamiento se da después que el presidente Pedro Castillo extendiera su voluntarioso auspicio a distintas urgencias de las Fuerzas Armadas. Esto con un objetivo evidente: tener su respaldo ante un posible proceso de vacancia. Jamás imaginó que iba a tener tan prematuramente una respuesta contundente contra sus tácitos intereses.

La relación de la administración chotana con la armada inició con el pie izquierdo. Colocaron a Héctor Béjar —quien había acusado a La Marina de iniciar el terrorismo— en Cancillería. La inquina de los calumniados fue inmediata. El mandatario y el entonces ministro de Defensa Walter Ayala tuvieron que expectorar al ex guerrillero. Este fue un punto de partida. Además de ir avasallando a una parte de la oposición congresal —‘Los Niños’—, el gobierno también quiso tener influencia en las Fuerzas Armadas. Esto a través de los ascensos. Destapada la treta, Ayala renunció, la Fiscalía inició una investigación contra Castillo, y Bruno Pacheco, ex secretario del despacho presidencial, decidió volverse colaborador eficaz.

Esto no detuvo al jefe de Estado. Con su tercer ministro de Defensa, José Luis Gavidia, apelaron a las concesiones. Primero fueron por el Ejército. El 9 de mayo de este año anunciaron un proyecto para construir 1,083 puentes y caminos vecinales en el país. El encargo se lo cedieron a la institución marcial. Luego, fueron por La Marina. El 15 de julio, el gobierno publicó la Resolución Ministerial 170-2022-EF/10, denominada “Mesa Ejecutiva para la Implementación de la Reforma de la Industria Nacional a través del Fortalecimiento de la Industria Naval en el Perú”. Y ahora último, el 22 de septiembre, se inició la compra de 12 helicópteros por US$ 193 millones para la Fuerza Aérea.

El 23 de septiembre, justo una fecha antes del día de las Fuerzas Armadas, el presidente amplió la cuota de promesas. Entre otros ofrecimientos, aseguró que aumentará el rancho diario de 8 a 12 soles, que solventará el alimento a militares de todos los rangos. Y al mismo estilo de Martín Vizcarra, inmortalizó la cita fotográficamente. Aparece junto a Walter Córdova, comandante general del Ejército; Alfonso Artadi de la FAP; Manuel Gómez de la Torre, comandante general del Comando Conjunto, y Alberto Alcalá de la Marina. Y también estaba Richard Tineo, el cuarto ministro de Defensa, quien horas después fue reemplazado sorpresivamente por el antaurista Daniel Barragán, que era el segundo de Unión por el Perú en llegar al gobierno. El primero fue Leonel Cabrera Pino para el viceministerio de Políticas para la Defensa.

En medio de estas transiciones, se dio cuenta de que la emboscada simbólica de Castillo no caló. El comandante de La Marina, Alberto Alcalá, tomó la palabra. Dijo que su institución es “consecuente con el sacrificio de sus hombres que lucharon por la pacificación nacional, y que contribuyeron decididamente en la derrota del terrorismo”. Por eso, expresó su rechazo: “a todos los que pretendan reivindicar a los asesinos ideologizados, a los terroristas que cubrieron de sangre nuestras montañas y costas”. Aseguró que “rememora y venera a los que cayeron defendiendo nuestro derecho a vivir en paz y en libertad”, por eso insistió en su animadversión contra el “terrorismo comunista”. “Debemos dejar en claro, que jamás permitiremos que el estado de derecho sea quebrado y que no permitiremos que nuestros niños y jóvenes vuelvan a vivir el terrorismo, la doctrina de muerte que aún continúa siendo fomentada por algunos insensatos, pretendiendo generar odio en un país que ya ha aprendido mucho de la tragedia que le tocó vivir décadas atrás”, finalizó.

La artimaña de Castillo se estrelló contra el espíritu patriótico de nuestra armada. El siguiente paso es que les hagan frente a los operadores del Ejecutivo, también citados en algunos medios como “felipillos”. El gobierno va con todo para controlar las Fuerzas Armadas. Estamos seguros que ellos no claudicarán ni cederán, como dijo el comandante general de la Marina.

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