OpiniónViernes, 14 de octubre de 2022
La Marina y la Peruanidad, por Michel Laguerre
Michel Laguerre Kleimann
Capitán de Corbeta e historiador.

No se puede comprender la historia del Perú si no se considera la reflexión de sus ámbitos marítimo, fluvial y lacustre, y, dentro de estos, el accionar de la bicentenaria Marina de Guerra, actor principal en estos espacios geográficos.

El aporte de la Institución naval a la formación de nuestra Peruanidad es indudable. Ya lo sostuvo aquel genio periodístico que fue Luis Varela y Orbegoso (Clovis), cuando escribió que “siempre fue timbre de orgullo para el Perú su Marina gloriosa. Las páginas más brillantes de nuestra historia ella las ha escrito”. De hecho, nuestra historia naval está llena de quilates que enorgullecen los peruanos de a bien.

Este 8 de octubre se ha recordado el combate naval de Angamos, enfrentamiento donde la flota adversaria obtuvo una victoria material, fría. Sin embargo, Perú y el mundo ganaron a un prohombre que supo ganarse la admiración de los más diversos ánimos. El reconocimiento unánime al comandante del Huáscar es, a su vez, un reconocimiento a lo que el Perú puede aspirar a ser: un país coherente. Es por ello, que cada mes de octubre se recuerdan dos ethos mutuamente conectados; mencionar uno lleva al otro: Grau y la Marina de Guerra del Perú.

Esto me permite afirmar que Miguel Grau no es un héroe creado ni por el momento ni por la fuerza de una ley. Es héroe por la legitimidad y reconocimiento a su vida coherente. Fue un ciudadano como todos nosotros, con momentos complicados y difíciles (él mismo lo dijo), pero supo sobreponerse a todas las adversidades cotidianas empujado por una vocación de servicio al país. He ahí su “heroicidad”: saber ser un hombre de bien en un mundo inundado de defectos y contrariedades. El Caballero de los Mares fue un marino de altas cualidades profesionales, sin duda, pero esto no fue un obsequio improvisado dado por los hados, fue el esfuerzo permanente por buscar ser mejor cada día.

Leamos sus cartas privadas en plena campaña naval. No había aspecto familiar que se le escapara. Esto es interesante destacar, puesto que nos revela una ejemplar calidad humana que se irradia a todas las generaciones de marinos y peruanos.

Esta peculiaridad propia del Peruano del Milenio se ha materializado no sólo en el territorio patrio, donde no existe departamento o provincia sin que tenga una avenida, calle, parque, colegio, residenciales, asociaciones privadas con el nombre del ilustre marino piurano; sino, también en el extranjero donde los más de 24 monumentos elevados a la memoria del Gran Almirante del Perú son un ejemplo de la universalidad de Grau. Países próximos como Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Brasil, Panamá, Argentina, así como Estados Unidos de América, Japón, Italia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, España, entre otros, han validado en sus espacios públicos y privados a nuestro insigne personaje.

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