OpiniónDomingo, 23 de octubre de 2022
Eliminar los prefectos, por Fernando Rospigliosi
Fernando Rospigliosi
Congresista de la República.

Un proyecto de ley de la congresista Nilza Chacón para desaparecer a prefectos y subprefectos entrará pronto a la discusión del Congreso, luego de su debate en comisiones. Debería ser aprobado, porque además de constituir un gasto inútil el mantener a casi dos mil de esos funcionarios públicos que ya no cumplen ningún papel, esos cargos son ahora utilizados por el Movadef (Sendero Luminoso, facción de Abimael Guzmán) y otros grupos similares para hacer agitación y adoctrinamiento en todo el país.

El presupuesto actual para prefecturas y subprefecturas es de 67 millones de soles y el gobierno pretende aumentarlo a 75 millones el 2023.

Prefectos y subprefectos desempeñaron un papel desde el inicio de la República como autoridades políticas, hasta principios de la década de 1960. Luego su importancia fue disminuyendo. En 1963, en el primer gobierno de Fernando Belaunde se establecieron elecciones para alcaldes que eran las autoridades políticas en provincias y distritos.

Durante la dictadura militar 1968-1980 fueron los uniformados los que detentaron el poder en las regiones. Luego, en 1980, se reestablecieron otra vez las elecciones municipales. Y finalmente los procesos de descentralización de fines de la década de 1980 y 2001 terminaron de liquidar cualquier rezago de utilidad que podían tener. De hecho la congresista aprista Rosa León presentó en 2001 un proyecto de ley para desaparecer esos cargos, proyecto que no se convirtió en ley.

En verdad, prefectos y subprefectos no sirven para nada, salvo para abultar el presupuesto con un gasto inútil, dinero que podría tener mejor uso.

En las últimas dos décadas esos puestos han sido ocupados por funcionarios intrascendentes. Pero a partir de 2021, los cargos están siendo invadidos por agitadores del Movadef (SL) o de su brazo magisterial (Fenate) y grupos parecidos.

Un ejemplo es lo que ocurrió en mayo, cuando se realizó el “Primer Congreso” de autoridades del Ministerio del Interior (Mininter) de Apurímac, que finalizó con un centenar de asistentes coreando a todo pulmón “Flor de retama”, una canción convertida desde hace muchos años en una suerte de himno de Sendero Luminoso. (“Congreso senderista”, Lampadia, 22/5/22)

Allí explicaba que “ellos (los senderistas) pretenden usar esa red para lograr el sueño de una organización nacional, enquistada en todos los rincones del país, sobre todo en provincias y el ámbito rural, mediante la cual puedan difundir sus ideas, movilizar a la gente en función de sus objetivos -atacar minas, bloquear carreteras, apoyar al gobierno, agredir a los opositores, etc.-”.

En suma, es una razón adicional para eliminar de una vez esos cargos que desde hace mucho tiempo son inútiles, pero que ahora están siendo utilizados por SL y sus organismos generados para extenderse por todo el país usando recursos públicos y la cobertura del Estado.

Antes fueron importantes

Desde la independencia y durante más de un siglo, el cargo de prefecto de Lima fue relativamente importante. El primer prefecto de la capital fue José de la Riva Agüero (1821), en el protectorado de José de San Martín. Luego Riva Agüero fue el primer presidente del Perú. (Wikipedia).

También fue prefecto de Lima Manuel Salazar y Baquíjano (1825), integrante de la Junta de Gobierno luego de la partida de San Martín, presidente del Congreso Constituyente de 1823 y luego vicepresidente de la República.

Igualmente Juan Bautista de Lavalle (1835), dos veces presidente de la República interino. Juan Antonio Pezet (1842), que fue primer ministro, vicepresidente y presidente del Perú, también ocupo la prefectura de Lima. José Rufino Echenique (1843) fue otro prefecto que también fue presidente de la República.

Más recientemente, Pedro Garezón (1911), el último comandante del Huáscar, ocupó la prefectura en el primer gobierno de Augusto B. Leguía.

El general Ernesto Montagne Sánchez (1962) fue quizá el último que ostentó el cargo cuando este tenía aún relativa importancia. Montagne fue también ministro de Educación en el primer gobierno de Fernando Belaunde y premier, ministro de Guerra y Comandante General del Ejército en el gobierno del general Juan Velasco.

Después, tanto la prefectura de Lima como las de todos los departamentos han dejado de tener significación.

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