El pasado miércoles 19 de octubre el mandatario peruano Pedro Castillo dio un mensaje a la nación. En síntesis: culpó a los medios y al Parlamento de los problemas y la inestabilidad que vive el país. Sin embargo, lo más importante de su discurso fue su solicitud a la Organización de los Estados Americanos (OEA) a que activara la Carta Democrática Interamericana, aprovechando la buena y cercana relación que tiene con el secretario general de esta organización internacional, Luis Almagro. Ante esta noticia, muchos podrán preguntarse, ¿Quién es Luis Almagro?, ¿Por qué está muy vinculado al gobierno de Castillo desde el inicio de su gestión?
Después de un paso breve por el Partido Nacional, Luis Almagro empezó a militar en el Frente Amplio, partido de izquierdas en Uruguay en donde confluiría con ex terroristas del Movimiento de Liberación Nacional, los Tupamaros. Entre esos personajes se haría cercano de quien posteriormente fuera el presidente de Uruguay, José Mujica.
Dicha relación con el conocido ‘Pepe’ Mujica lo llevaría a ser designado como canciller de Uruguay durante la gestión socialista de su amigo y camarada de partido. En esta etapa, Almagro empieza a tener un rol político mucho más activo y que será vital a lo largo del resto de su carrera. Entre sus primeras declaraciones y muestras de apoyo está su respaldo a Hugo Chávez, dictador de Venezuela y cuya gestión se caracterizó por las constantes violaciones a los derechos humanos y abusos del poder. Almagro afirmaría que “nadie puede negar el excelente nivel de estadista que tuvo y tiene el presidente Chávez”. Asimismo, mencionó que “Chávez tuvo un gran nivel de estrategia y mecanismos de coordinación en política internacional”. Finalmente, comentó que “ir para atrás en eso que ha ganado Venezuela sería absurdo”. Estas declaraciones fueron dichas en una entrevista realizada por el canal de TeleSur en marzo de 2013.
Sin embargo, estas declaraciones serían solo la punta del iceberg de lo que posteriormente sería su gestión como secretario general de la OEA, una gestión que hasta el momento ha sido sesgada y ello se puede observar en sus respaldos y atenciones preferentes a ciertos sectores más que a otros. Ciertamente, la OEA está muy lejos de ser un organismo que defienda la libertad con Almagro a la cabeza.
Un ejemplo reciente fue la convalidación de la cuarta victoria de Evo Morales en Bolivia por parte de Luis Almagro. Un abuso de poder que al parecer el líder de la OEA no vio en aquel momento, posteriormente gestionaría mal la crisis institucional vivida por dicho país. Asimismo, otro ejemplo mucho más escandaloso es que en el año 2017 diversos actores pidieron que la OEA active la carta democrática en Venezuela tras el cierre de la Asamblea nacional por parte del tribunal de justicia. Una abierta violación de la irregular institución parlamentaria. En esta ocasión, la OEA ni se inmutó para hacerse presente e investigar dicho delito cometido por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Asimismo, se observa la inactividad por parte de Almagro para llevar a cabo soluciones en el régimen de Nicaragua.
Y, por último, el caso de las elecciones peruanas en el año 2021. En aquella polarizada contienda electoral se pudo observar situaciones irregulares y denuncias de falsificación de firmas en mil actas. En aquella ocasión Almagro ni siquiera investigó el caso realizando una auditoría internacional.
En contraposición si se puede observar cómo desde el inició de mandato de Pedro Castillo Almagro lo felicitó y reconoció su victoria, a pesar de los serios cuestionamientos a la segunda ronda de dichas elecciones. Actualmente, es aún más evidente dicha preferencia por parte de Almagro al aceptar llevar a cabo la aplicación de la carta democrática en el Perú por la queja de un presidente denunciado e investigado con seis carpetas fiscales y que le echa la culpa de su mala gestión e investigaciones a la oposición. Sin embargo, no es nada nuevo en un personaje como Almagro, su historia política deja constancia de que lado del espectro político se encuentra el uruguayo que lidera la OEA. No esperemos nada bueno de quién no ha hecho nada bueno.