La cúpula del gobierno de Pedro Castillo sabe que están participando de un juego bastante peligroso, donde estarían apostando el todo por él nada.
Saben perfectamente que, si es que no logran disolver el Congreso de La República, para después instalar una asamblea constituyente, hecha a su medida, que les permita tomar el control total del poder, su gobierno será depuesto y les caerá todo el peso de la ley en su contra, por haber gobernado de manera impunemente corrupta.
Ante esta situación, el gobierno ya estaría preparando una ventana de escape perfecta que los ayude poder eludir la ley con impunidad y evitar por completo acabar en la cárcel. Ya hemos podido ver preludios de esta estrategia, con la fuga de los sobrinísimos del presidente Castillo, quienes de manera bastante sospechosa se habrían desaparecido completamente del mapa, y muy probablemente han logrado salir del país.
Muchas personas han menospreciado las consecuencias del informe de la OEA, e incluso han llegado a decir que este no va a tener ningún tipo de efecto en el ámbito nacional de la crisis política que afrontamos. Sin embargo, pareciera que no han podido percatarse de la verdadera intención del gobierno.
Desde un comienzo, el objetivo para activar la carta democrática de la OEA ha sido dejar abierta una ventana de escape para que el gobierno de Pedro Castillo pueda victimizarse ante los foros internacionales, como un presidente discriminado injustamente por sus orígenes humildes, por una prensa controlada por pocas manos, y un parlamento que busca su permanente vacancia.
Este discurso puede ser especialmente efectivo hoy en día en una región principalmente controlada por gobiernos de izquierda, con la excepción de Ecuador y Uruguay, donde le será bastante fácil a Pedro Castillo poder encontrar caras amigables en momentos tan difíciles para su gestión.
Ya podemos empezar a ver los resultados de esta estrategia en países como México, donde el presidente AMLO logró gestionar que se suspenda la sesión de la Cumbre de la Alianza del Pacífico que se iba a celebrar en México, porque el Congreso le prohibió a Castillo participar de ese viaje, y que esta sea reprogramada en Lima para este 14 de diciembre, para que su homólogo peruano pueda participar de esta actividad.
La idea sería que incluso si es que Castillo es vacado o removido del cargo, este pueda asilarse en un país amigo, como la Bolivia de Evo Morales, el México de AMLO, o cualquier otro país de la región que le quiera abrir las puertas.
Asilar a un corrupto puede ser difícil. Sin embargo, asilar a un pobre campesino que fue hostigado y discriminado desde antes que asuma el cargo por una prensa acaparada y por una oposición elitista, sería algo bastante más digerible para cualquier gobierno extranjero, que tendría que justificar esta decisión ante sus fueros nacionales.
Así queda claro que el informe de la OEA ha sido una jugada para dotarle a Pedro Castillo de legitimidad en el extranjero si es que tiene que fugarse del país y buscar asilo político. De esta manera, que no nos sorprenda si es que Castillo logra evitar la cárcel cuando salga del cargo.