Una semana después del intento de Golpe de Estado perpetrado por el cuasidictador Pedro Castillo; el Perú es víctima de una de las situaciones más bizarras que cualquiera podría haber vaticinado en una novela de suspenso y ciencia ficción: el golpe de Estado por un gobierno de izquierda fue objeto de vacancia por un Congreso de mayoría de centro izquierda, para que asuma como Presidente una persona del mismo partido del golpista; de inmediato sus partidarios deciden NO reconocerla como legítimamente elegida por el pueblo, y mandan a sus huestes más violentas para reclamar la reposición del dictador; junto con la famosa Asamblea Constituyente.
Lo que viene ocurriendo, si bien puede parecer un argumento contradictorio, quizá no lo sea tanto. Es decir, fuimos testigos del Golpe más ridículo y fallido de la historia, pero tenemos que reconocer que el manejo de las presiones posteriores tiene un nivel de organización que supera ampliamente los torpes movimientos del ex Presimiente. Es decir, o bien lo mandaron hacer la gesta para organizar este desmadre, o en algún punto de la gesta hubo un “error” y entonces intentan enmendar la situación a como dé lugar.
Hoy, han vendido a la comunidad internacional y a las poblaciones más vulnerables del Perú que el Golpe de estado en realidad NO fue perpetrado por Pedro Castillo, sino por el Congreso, Dina Boluarte (de quien decían se había reunido con Cerrón el día anterior a su juramentación), la Fiscalía y el Poder Judicial. En consecuencia, hay un supuesto gobierno “usurpador” que debe retirarse para la reposición del expresimiente, con el consecuente reinicio de sus actividades golpistas, porque esa es “la voluntad del pueblo” que se manifestó en las urnas y que ganó las elecciones, y prueba de ello son las acciones violentas que se vive en las calles y vemos en los noticieros.
Sinceramente, creo que el manejo de una narrativa de este tipo, ya debería ser considerado como una apología al terrorismo, toda vez que desnaturaliza la esencia del Estado de Derecho y las bases para la existencia de nuestra nación. Por ello, lo que en realidad corresponde, es despreciar cualquier apoyo a las propuestas de imposición de un régimen autoritario como aquel que Pedro Castillo quiso imponer, a contramano de su juramento como presidente de la República el 28/07/2021.
Así las cosas, creo que es importante hacer las siguientes precisiones básicas y/o de manual ciudadano, para poner en su lugar a todos los alucinados y verdaderos golpistas que abundan sobre todo en redes:
- Fue Pedro Castillo quien “tiró la primera piedra” cuando el 07/12/2022, intentó romper el orden constitucional disolviendo el Congreso e intentó intervenir al Ministerio Público y Poder Judicial.
- La vacancia de Pedro Castillo, y sucesión por Dina Boluarte, fue aprobada de inmediato por Vladimir y Waldemar Cerrón (a través de Twitter y Congreso respectivamente), pues con ello se aseguraban continuar en el poder. Entonces, ¿por qué reniegan de sus actos?
- El problema del “plan” fue que por la falta de astucia de Castillo -nada nuevo- permitió que este pudiera ser apresado antes de obtener un asilo político. Castillo puede ser lento, pero no tonto ni mucho menos mártir. Si bien parecía abandonado a su suerte cual zapato viejo, es muy probable que, durante las más de 130 visitas recibidas en prisión en estos 7 días, haya dejado en claro a sus secuaces que no se hundirá sólo.
- Si bien la sucesión constitucional producida en el Perú fue reconocida como válida por la OEA, algunos miembros del Grupo de Puebla han decidido NO reconocer a Dina como presidente, lo que hace suponer que la amenaza de Castillo a sus huestes, podría traer una cola internacional; al tiempo que también da luces del posible origen del financiamiento de nuestros problemas.
- No es casualidad que veamos nuevamente a los radicales e ideólogos jugando a las contradicciones de la ley, y negar la ejecución del golpe de Estado como lo hicieron Betssy y Aníbal. A ellos hay que enfrentar y hacerles presente que ello es tan ridículo como la propuesta de una constituyente para reformar nuestra Carta Magna en contra de lo establecido en el artículo 206 de la misma.
- Afortunadamente, Pedro Castillo lleva la torpeza en sus genes. Gracias a las declaraciones realizadas en la última audiencia frente al Vocal San Martín, como a lo escrito en sus “cartas”, se puede corroborar que él tiene el propósito de seguir cometiendo el delito por el que es actualmente procesado.
- Aún si las turbas fueran de hasta 100 mil personas a nivel nacional, no se puede permitir que una mínima minoría se imponga sobre 30 millones de personas al amparo del abuso, el vandalismo y el terror. Peor aún, es una bajeza mayúscula, que se inmiscuya dentro de acciones violentistas a menores de edad que finalmente terminan siendo además víctimas. Ello sólo demuestra que los “líderes” de aquellos movimientos NO tienen interés real por la gente que los defiende, ¡Lo que se vive en el Perú es una ROBOLUCIÓN, no una revolución!
- Quizá nunca antes habíamos visto tantas contradicciones en el actuar de la izquierda, lo que sólo confirma que tienen miedo de ser descubiertos en sus intenciones corruptas y por ello empujan al pueblo, para someterlo a un absolutismo empobrecedor.
- Es el momento de retomar la narrativa de la historia, para ello se debe ser enérgico y claro al precisar que los actos de violencia que vivimos NO SE CORRESPONDEN CON ACTUACIONES ACALORADAS DE RECLAMOS SOCIALES. SON ACTOS DIRECCIONADOS A IMPONER UN ESCENARIO DE TERROR PARA LA POBLACIÓN, CUYO FIN NO ES UNA CONSTITUYENTE, SINO BLINDAR A UN CORRUPTO QUE AL VERSE PERDIDO PUEDE DEVELAR TODA UNA MAFIA O INCLUSO UN NUEVO MOVIMIENTO TERRORISTA.
- Los derechos de una persona terminan donde empiezan los de los demás; así, quien actúa con violencia y atenta contra las instituciones públicas y privadas; invadiéndolas, destruyéndolas e impidiendo su funcionamiento; relegan su derecho a la integridad para el momento que son repelidos por la fuerza pública en búsqueda del cese de los actos violentos.
Finalmente, queda en el tintero la respuesta a las preguntas: ¿Por qué tanto interés de México, Colombia, Bolivia y Argentina en desconocer a Dina Boluarte?, ¿Acaso nos van a declarar la guerra por ello?, ¿Creen que vamos a tolerar la opresión antes de hacer respetar nuestro sistema democrático? Si realmente hay una afrenta a sus países y/o políticas por hacer respetar nuestra Constitución y el Estado de Derecho; ¡que retiren sus misiones diplomáticas del País! ¡Lo que hacen es una clara intromisión en los asuntos internos del Perú y no puede tolerarse! Mucho podrán declarar, pero lo que realmente pasa es que no se atreverán hacerlo porque su único interés es dar el asilo al corrupto mayor. Si bien existe una aparente URSS —como bien ha descrito Franco Consoli en sus columnas—, salvando las distancias, ¡El Perú NO es Crimea o Ucrania ni Sudamérica es lo que alguna vez fue la Rusia Comunista!
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