OpiniónMartes, 20 de diciembre de 2022
El Vandalismo no es Protesta, por Ricardo de la Piedra

Protestar por lo que uno cree que es justo o legal, no está mal. Vandalizar lo que no es tuyo, en cualquier supuesto, sí. En las últimas semanas, a raíz de la salida del ex presidente golpista Pedro Castillo (que seguramente figurará por muchos años en el libro de Récord Guinness como el artífice del peor intento de golpe de estado de la historia) se han generado una serie de manifestaciones pidiendo que Dina Boluarte adelante las elecciones y cuestionando la constitucionalidad de su mandato.

Más allá de las irónica justificación del golpe - algo así como que estaba actuando erráticamente debido a que le pusieron algo en el agua - y que además a estas alturas cabe preguntarnos válidamente si Castillo estuvo tomando esa agua durante los 18 meses de su mandato, la imprudente y precipitada intención de cerrar el Congreso ha puesto al Perú en manos de protestas vandálicas e incluso terroristas que buscan generar el caos para poner por enésima vez en tapete una Asamblea Constituyente. Unas breves líneas que comentar sobre la situación:

  • Dina, la falsa escudera: “Si al Presidente lo vacan, yo me voy con el Presidente”, arengaba hace no mucho la primera Presidente del Perú. Parece que la lealtad entre la gente de izquierda dura muy poco. No malinterpreten, no lo digo con sorpresa, sino como refuerzo del estándar de conducta; sino, miren el número de partidos que la Vero ha postulado o ha apoyado desde que le llevaba las agendas a Nadine (para muestra, un botón).

Como la lealtad no es sancionable, y el Congreso no logró que salga de la plancha por los escándalos de su cargo en RENIEC y el tema del Club Apurímac, Dina efectivamente debe asumir la Presidencia de la República, guste o no (a todos).

  • Las clásicas vendas de la izquierda al terrorismo: Lo que se ve en Twitter es de terror. Gente de izquierda sin sangre alguna en la cara tilda de asesinos a las fuerzas del orden, al Congreso y al Ejecutivo por 25 muertos a nivel nacional, que en su mayoría se enfrentó con armas y disparando a matar contra la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, sembrando pánico en la población por dónde pasaran. Comerciantes que no se unían a sus reclamos y solo querían trabajar veían sus puestos vandalizados. Instituciones públicas pagadas con los fondos de todos los peruanos sus instalaciones incendiadas, mientras que plazas y monumentos eran destruidos. Propiedad privada totalmente apedreada y ni que decir de las carreteras bloqueadas y aeropuertos tomados.

Icónica es la imagen del taxista, el peruano de a pie que quiere trabajar y que estas lacras dicen defender, llorando porque su carro fue destruido por estos vándalos.

Obviamente Sigrid y Vero Mendoza resucitaron de la ultratumba en que se encontraban (o del cafetillo parisino o miraflorino en el que hayan estado comiendo croissants o bizcotelas) para echar más gasolina y condenar las acciones de represión de las Policía Nacional y las Fuerzas Armadas ante claros hechos de terrorismo y, de paso (sí, obviamente), echarle la culpa a Fujimori, a su constitución y pedir una constituyente.

  • Cisneros, el acomodado: En paralelo, y claramente desde Madrid, Renato Cisneros que ya no se de qué funge en RPP (me parece que de comediante) dictaba cátedra de cómo se debe manejar esto y condenaba ese mismo día el autogolpe de Castillo. Acomodándose como siempre (y como toda esa inefable categoría de argolla caviar), se olvidó del artículo que escribió hace apenas 10 meses, donde muy suelto de huesos criticaba a los que nos preocupábamos del camino que seguía el Gobierno - y que además nos había advertido en campaña (¡!) -. Muy suelto de huesos comentaba en ese artículo que [la DBA estaba alucinando que la “aplanadora marxista” de Castillo y Perú Libre iba a copar el Estado, carcomer la democracia, secuestrar la libertad y arruinar la bonanza económica”].

Si no me creen (nol los culparía), aquí está el enlace.

Imagínense la desfachatez. Literalmente ocurrió todo lo que dijo que no iba a ocurrir. ¿Ven algún tweet de disculpas? ¿Un mea culpa? Claramente después del fallido golpe, se subió al coche y por un par de días pareció que trabaja en Willax-Sede Madrid, para luego pasar a condenar la forma en que se repelen los ataques terroristas y vandálicos que está sufriendo el país. Una inconsistencia digna de la época prime del Partido Morado.

Ya habrá tiempo en algún otro artículo para comentar más a detalle las conductas históricamente erráticas de este singular personaje de nuestra comedia nacional.

  • Represión válida: Más allá de lo dolorosa que es una muerte humana, la lógica y razón dicta que si (i) tomas carreteras, incendias aeropuertos, plazas, instituciones públicas y mercados con armas como machetes, fusiles y bombas artesanales, (ii) pones en riesgo la vida de todos los compatriotas a tu paso, sembrando caos en un país de instituciones históricamente endebles y, además, (iii) excedes en número a la Policía Nacional y Fuerzas Armadas disparando a matar, no se puede esperar que la represión sea con orquídeas, flores, abrazos o con un pedido de “por favor, deja de incendiar el aeropuerto y dispararme mi hermano”. La represión al terrorismo y vandalismo no solo no debe ser proporcional, sino debe ser mayor a la fuerza empleada por los vándalos y terroristas que no permiten que el Perú y la gente de bien tenga tranquilidad y paz. Los treintones no nos olvidamos del terrorismo.

Vandalizar tu propio centro histórico, monumentos, infraestructura y a tu propia gente en un país que se cae a pedazos a 201 años de su Independencia, no solo le quita validez y legitimidad a un reclamo que para un sector de la población puede ser justo, sino que es antipatriota.

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