Sin ánimo de relativizar la violenta y criminal reacción de la izquierda radical luego que su propio operador funcional de sendero luminoso y el MRTA, Pedro Castillo, pateara el tablero democrático, en el más corto y ridículo “golpe de estado” de la historia, es necesario escudriñar en la narrativa de la izquierda (construida por años para embelesar el imaginario popular con el uso indiscriminado y mentiroso de las palabras “pueblo” y “masa”) para poder establecer si la participación ciudadana en los actos violentos provienen de una conciencia ideológica o política, o es parte de una operación de manipulación social, aprovechando algunas legítimas demandas. Las consignas agitadas en estas protestas (nueva constitución o cierre del congreso), responden única y exclusivamente al discurso que la izquierda radical ha impuesto en el escenario.
En Colombia, por ejemplo, pese a los más de 40 años del terrorismo de las FARC, la “masa” o el “Pueblo” jamás permitieron que tomen el poder. Por otro lado, los 12 años de “guerra popular” de sendero luminoso y otros tantos años de crímenes del MRTA en el Perú, tampoco calaron en la sociedad, a pesar de mencionar hasta el hartazgo que lo hacían en nombre del “Pueblo” o la “masa”. Los radicales se han arrogado de manera permanente ser los verdaderos “intérpretes” de las necesidades postergadas de la población, pero en realidad es solo la justificación para arrasar todo y “avanzar” hacia el siguiente peldaño de la locura hacia el social-comunismo. Felizmente, el pueblo, los ciudadanos, ya se dieron cuenta del engaño.
Es por eso que nos permitimos afirmar que los ciudadanos que salen a protestar o a marchar, en su mayoría, no son conscientes que están respondiendo a una estrategia de izquierda radical hacia el socialismo. Si podemos decir, además, con la misma convicción, que existen “estructuras” militares preestablecidas hace muchos años, en especial los de sendero y el MRTA (la línea de Bermejo), como el llamado “Plan de construcción” de sendero luminoso, incautado en manos de los terroristas en 2012, en que decía con total claridad: “construir el ejército guerrillero popular para dirigir las luchas de las clases de las masas” o “dirigir a las masas en huelgas, paros, marchas, vigilias, bloqueos”. Terrorismo puro y duro.
No olvidemos que el sistema organizado, la precisión y la eficacia de las marchas y protestas sociales en los últimos 15 años, no han sido casuales o producto del azar, sino, siempre han sido en las que han estado comprometidos los excarcelados de sendero y el MRTA. Las protestas por los peajes en Puente Piedra, la huelga del 2017 de Pedro Castillo, entre otros, así como las revueltas de las últimas semanas, fueron “dirigidas” por los terroristas excarcelados de SL y el MRTA. Bien hace la Dircote-PNP en seguir con las acciones de inteligencia, de detener, intervenir locales, poner en evidencia quienes están detrás de estos hechos, aunque algunos fiscales o jueces por exceso de legalismo, no aprecien el trabajo histórico de los expertos en lucha contra el terrorismo. Pronto se darán cuenta.
Es necesario que el gobierno de la presidente Dina Boluarte tome su tiempo y mire la evidencia en manos de Dircote, para que verifique que no se trata de persecución política, al contrario, que es una actividad profesional que trata de evitar que violentistas experimentados “incendien la pradera” e instalen una dictadura al mismo estilo de Venezuela, Cuba o Nicaragua. Estamos seguros de que, pese a su postura de izquierda, la señora Boluarte no es partidaria de dictaduras de ningún tipo. Basta de pecar de ingenuidad y creer que con los radicales funcionan los “diálogos” o que se les puede llamar a la “reflexión”. Los terroristas infiltrados en la política no calmarán jamás su furia, atacarán a todo lo que represente estancamiento y retroceso de su camino hacia el socialismo. Hay que tener en cuenta que los terroristas tienen espíritu de hienas, que al principio cazan en manada, pero cuando tienen la presa en la boca, no importa si deben matar al otro para quedarse con todo. No se dejen intimidar.
Finalmente, los criminales, los terroristas agazapados, han dado una “tregua” por fiestas navideñas a las autoridades, pero debemos decirles que el Estado y sus instituciones no necesitan ninguna tregua, porque la lucha contra la insania criminal de quienes quieren tomar el poder a sangre y fuego será combatida de la misma manera. No pasarán.