¿Se acuerdan de las casas del ALBA durante la gestión del Presidente Ollanta Humala? ¿Se acuerdan de los médicos cubanos que llegaron en ese mismo gobierno?
¿De dónde salieron tantos personeros para Perú Libre desde la primera vuelta presidencial?
¿Qué tanto cuidado se tuvo respecto a los candidatos a gobernadores regionales y alcaldes provinciales y distritales?
¿Hace cuánto que no realizan acciones contundentes contra la minería ilegal, la tala ilegal y el narcotráfico en el Perú?
¿Hace cuánto que no se aprueban e implementan políticas públicas de fortalecimiento de la inteligencia de la PNP y de nuestras FFAA?
¿Qué políticas públicas de ordenamiento, fortalecimiento y equipamiento se han realizado en los últimos 20 años para las FFAA y la PNP? Al contrario, ¿Cuánta intervención política o de la corrupción ha ocurrido en la carrera de sus miembros?
¿Cuántos planes de desarrollo, sin que se complete su implementación, se han aprobado para el VRAEM?
¿Cuánta acción del empresariado formal hubo para el fortalecimiento de la democracia, las políticas públicas en educación y la economía de mercado hubo en los últimos años?
Recordemos, para finalizar la lista, los golpes económicos ocasionados por el COVID 19 y los gobiernos de Vizcarra y Castillo.
El crecimiento de las necesidades de la población y de las desigualdades ha sido, lamentablemente, exorbitante en los últimos años.
Las respuestas a estas y otras varias preguntas explican lo que sucede hoy en nuestro país, son múltiples aristas que, apoyados por un conjunto de socialistas ansiosos por el poder sea cual sea el vehículo, derivan en el caos de hoy.
La magnitud del problema no es del sur del Perú, no es de la PNP o del Congreso de la República (aunque este último es un gran colaborador) este problema exige la participación de todos, sí de todos, desde aquel que exporta productos hidrobiológicos desde Tumbes o Piura, el fabricante de prendas de vestir, el panadero de barrio, el abogado corporativo o el médico gastroenterólogo, todos.
Olvidemos el romanticismo, hoy toca ser prácticos y eficaces, nuestra administración pública se ha deteriorado gravemente desde el segundo gobierno de Alan García (sí, desde ese gobierno) con el Decreto de Urgencia que estableció topes populistas para las remuneraciones de funcionarios públicos y recibió las estocadas finales con los ataques a SERVIR y la corrupción generalizada en el gobierno de Castillo; no se puede esperar que el estado actúe mucho más allá de lo que está tratando de hacer.
Se necesitan acciones de pacificación y educación en todo el Perú, en las zonas donde hay paz para consolidarla y en nuestra zona sur para ir re construyendo peruanidad, recordemos tenemos algo más de 30 años de adoctrinamiento constante y cuanto más tiempo pase y se siga en calidad de observador pasivo el conflicto será cada vez peor y las trincheras cada vez más profundas.
Conviene apoyar la reconstrucción de la inteligencia en la PNP y las FFAA, porque se debe ser selectivo en la represión, hay peruanos que acuden a la protesta con el convencimiento que tanto su reclamo como su forma de protestar es justa y correcta, hay otros que azuzan que promueven, financian o extorsionan, ellos deben ser rápidamente excluidos de la sociedad mediante la aplicación estricta de la Ley.
Si dejamos que otros hagan lo que nos toca a nosotros seremos gobernados tales otros, ya pasó una vez y puede volver a suceder.