EditorialJueves, 26 de enero de 2023
El Perú y la crisis del orden internacional

Diversos análisis de política internacional señalaban que en el 2022 la democracia, la alianza democrática occidental para ser más exactos, había tenido buenos resultados. Se concluía esto dada la respuesta tenaz que suscitó la invasión rusa en Ucrania, una muestra de que los países democráticos occidentales podían hacer frente a los autócratas. Se complementaba el análisis, a su vez, con que estaba empezando una supuesta crisis del “orden iliberal”. Potencias como China e Irán enfrentaban cruentas situaciones económicas y sociales. Rusia, por supuesto, había quedado aislada del mundo. Así, tres de las más grandes potencias autoritarias estaban en crisis de régimen, mientras que la unidad de occidente y la OTAN lucía renovada.

Ese análisis, sin embargo, lo consideramos inexacto. Y no solo porque otra potencia regional, como Turquía, esté a punto de reelegir, en elecciones más que dudosas, a Recep Tayyip Erdoğan, presidente que aleja cada día más a la nación turcomana de occidente y la acerca con premura al poderío autoritario. Ni tampoco señalamos esto únicamente porque otra potencia regional, como Venezuela, vea consolidado su régimen autoritario mientras la oposición vive de suicidio en suicidio. Lo señalamos fehacientemente por lo ocurrido en Perú y las reacciones internacionales que desencadena nuestra crisis.

En Perú, el 7 de diciembre del 2022, el ex presidente Pedro Castillo dio un golpe de Estado fallido. Acto seguido, todas las instituciones del sistema democrático le dieron la espalda, incluido el Congreso que lo vacó sujeto a ley y el Poder Judicial que actuó presurosamente y encarceló al conato de dictador. El comportamiento de nuestras instituciones, aquel 7 de diciembre y los días posteriores, fue pulcra. Sin embargo, y a pesar de ello, a varios presidentes de los países vecinos no les interesa en lo más mínimo el ordenamiento constitucional ni legal peruano. Sus intereses, el más inescrupuloso realismo autocrático, afloró en los presidentes izquierdistas de Iberoamérica.

Dichos gobiernos y jefes de Estado, precisamente, demuestran que la crisis del orden liberal y la profundización del autoritarismo en el mundo se siguen profundizando. Hablamos de los gobiernos de México, Colombia, Bolivia, Argentina, que no reconocen al gobierno constitucional peruano y tienen, casi a diario, injerencia ilegal dentro de nuestra política interna. A este grupo podemos sumarle a Gabriel Boric, presidente de Chile, que, si bien reconoció al gobierno de Boluarte, sus comentarios posteriores demuestran la más profunda ignorancia sobre nuestra política interna.

¿Qué tienen en común todos esos gobiernos? A pesar de todo el maquillaje y la manipulación propagandística que despliegan para fingir un halo progresista, todos ellos son fieles representantes de la más rancia izquierda iliberal. México, por ejemplo, ha sido en extremo ambiguo sobre la invasión Ucrania, Fernández de Argentina también.

Si a algunos de estos gobiernos le cuesta rechazar la invasión ilegal de Rusia sobre Ucrania, ¿Por qué creeríamos que van a respetar el orden constitucional peruano? La región en los últimos años ha optado por gobiernos de izquierda autoritaria y son tantos que podrían enajenar la realidad que viven países como el Perú. Pero no, si bien son muchos países, estos son —y lo deberían saber los gobiernos, corresponsales y editores periodísticos extranjeros— más cercanos a Rusia, China y Cuba, que al occidentalismo. Perú, al contrario, se salvó de un autoritarismo que nos hubiese colocado en una situación completamente adversa a los grandes intereses de las potencias occidentales.

México, Colombia, Argentina, Bolivia (sin dejar de pensar, por supuesto, en Nicaragua, Venezuela y muchos otros) son países alineados con el autoritarismo izquierdista a nivel internacional y, con matices en su grado de profundidad, son naciones que ya emprenden el camino al autoritarismo.

De esta manera, la lección que queda para los analistas internacionales positivos sobre los destinos democráticos del mundo es que la crisis en Perú es una muestra de cómo avanza el autoritarismo en el mundo. Y no solo por las reacciones de las nacientes dictaduras izquierdistas en América, sino también porque dentro de sus propios países hay periodistas y políticos que están siendo funcionales a los conatos de dictadores de la región. ¡Antes de sacar conclusiones a nivel global, mal no les vendría una pequeña revisión de la situación en Iberoamérica!

La crisis peruana demuestra la agonía del orden liberal, agonía en el sentido combativo. Y, por ello, es que no podemos claudicar en esta lucha. Por eso y ante el azote internacional de los izquierdistas autoritarios contra el Perú, necesitamos que los demócratas del mundo se unan a la lucha por la libertad de los peruanos. Si no lo hacen, luego no se lamenten cuando volvamos a tener un gobierno que apoye deliberadamente a Rusia en su guerra contra occidente y ya no sea tan fácil desplazarlo como aquel 7 de diciembre heroico para la democracia peruana.

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