El gobierno de Dina Boluarte, a través de la Cancillería, encaró al bloque izquierdista que, aprovechando la Cumbre de la Celac de este último martes 24 de enero, volvió a exceder sus límites engrosando una narrativa donde Pedro Castillo y los violentistas son las víctimas. La titular del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi, fue sin medias tintas contra los mandatarios que quisieron descuadrarla: Xiomara Castro (Honduras), Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile), Manuel López Obrador (México) y Miguel Díaz-Canel (Cuba). A este cinturón izquierdista, incluido el jefe de Estado de Bolivia, Luis Arce, les recordó que el profesor chotano es el forjador de su actual aprisionamiento en el penal de Barbadillo y que es el causante del rosario de manifestaciones radicales en nuestro territorio. Asimismo, lamentó que estos personajes pongan por encima la sintonía ideológica antes que la defensa al Estado de Derecho, lo cual es solo un peligroso insumo más para que la insurgencia se torne indefinida.
“Con relación a la situación en el Perú a la que se han referido distintas delegaciones deseo puntualizar lo siguiente. El 7 de diciembre se produjo un golpe de Estado en el Perú. El entonces presidente Pedro Castillo anunció en cadena nacional de televisión la disolución inconstitucional del Congreso de la República y ordenó a la fuerza pública intervenirlo, así como intervenir el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y la Junta Nacional de Justicia, entidades que se encontraban a cargo de investigar las denuncias en contra del ex mandatario por casos de corrupción y de crimen organizado”, apuntó la canciller Gervasi. “Haciendo uso de sus facultades constitucionales, el Congreso declaró la vacancia del entonces presidente Castillo y el Poder Judicial dispuso su prisión preventiva por la presunta comisión del delito de rebelión, tipificado en nuestro ordenamiento legal como tal. La entonces vicepresidenta Dina Boluarte asumió la presidencia de la República por mandato constitucional”, agregó.
Luego, dejó claro que “la situación actual del ex presidente Pedro Castillo la generó el propio Pedro Castillo”. “Esta crisis política originó el inicio de protestas y movilizaciones que incluyen tanto demandas legítimas que reflejan sin duda una deuda histórica con regiones de sectores de la población marginados por décadas”, indicó, pero también enfatizó que hay “acciones motivadas por intereses políticos o con el deliberado propósito de producir violencia y destrucción que incluyen el intento de tomas de aeropuertos y otros activos críticos, incendio de oficinas públicas, ataques a dependencias policiales y fiscalías, cierres de carreteras, entre otros”. “Estas acciones violentas tienen la clara intención de subvertir el orden constitucional y alcanzar objetivos políticos que estos grupos no pueden lograr a través del cauce constitucional. Las situaciones descritas constituyen amenazas a la democracia y al Estado de Derecho en la región como lo son las acciones condenables ocurridas en Brasil recientemente”, complementó.
Para finalizar señaló: “Es de lamentar por ello que algunos gobiernos de países particularmente cercanos no hayan acompañado al Perú en este difícil trance institucional y más bien hayan priorizado la afinidad ideológica al apoyo inequívoco al Estado de Derecho y a la sucesión constitucional, buscando establecer una narrativa tergiversada que no se condice con los hechos objetivos”.
Los descargos de la canciller se dieron después que el bloque izquierdista de la región se pronunciara.La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, condenó un supuesto “golpe de Estado” en Perú y hasta exigió la liberación de Pedro Castillo, lo mismo que dijo en un video su homólogo en México, Manuel López Obrador. El mandatario de Chile, Boric, siguiendo la línea de nuestra izquierda local, dijo que las “50 muertes” en nuestro país es por la “represión” de nuestras fuerzas del orden y hasta se afligió porque consideró la intervención a la Universidad Mayor de San Marcos como un acto dictatorial. En el caso de Petro, de Colombia, fue una galería de preguntas sin responder: “¿Por qué tienen que haber golpes parlamentarios y violentos? ¿Por qué presidentes elegidos popularmente hoy están presos cuando deberían estar en esta mesa?”. Mientras que Miguel Díaz-Canel, de Cuba, culpó de toda esta crisis a la Organización de los Estados Americanos, a la que calificó como organización-operador de Estados Unidos.
Mientras nuestras calles peruanas siguen dando cuenta de un marco incendiario y de augurios desalentadores, los gobernantes de otros países, como se dice coloquialmente, siguen metiendo candela. La Cancillería expuso acertadamente cómo estos personajes tuercen la realidad. El efecto, sin embargo, sería solo temporal. Es menester que la crisis se resuelva ipso facto.