EditorialDomingo, 29 de enero de 2023
Los fantasmas de la elección pasada

Más temprano que tarde, los peruanos tendremos que acudir nuevamente a las ánforas para elegir a un nuevo gobierno. Uno que, con suerte, pueda poner de regreso a la frágil democracia peruana en el camino de la institucionalidad republicana. Este domingo queremos reflexionar en torno a ese destino. La fecha puede ser, todavía, incierta. Sin embargo, es un hecho que políticamente el país no se calmará del todo sino hasta este nuevo proceso. Sobre el particular consideramos que hay tres cosas fundamentales en las que trabajar: i) evitar una asamblea constituyente, ii) consolidar un frente republicano y iii) no permitir que la izquierda vuelva a reciclarse.

Es paradójico. Hoy la izquierda protesta inflamada en contra de la Constitución de 1993. Consideran que es el origen de todos los males que afectan al Perú y la llaman la “Constitución de la dictadura”. Decimos que es paradójico porque ha sido justamente esta Carta la que ha dado el marco legal que ha permitido procesar -bien o mal- a todos los presidentes que bajo ella han sido elegidos. Además, los impedimentos a la acción económica del Estado y los pesos y contra pesos han funcionado tan bien, que un sindicalista feral como Castillo Terrones pasó más de un año Palacio y no pudo encajar mayor daño real a la Economía del país. Así de buena ha resultado ser la C. 93.

Cuando la izquierda dice que hay un “momento constituyente” no hace nada más que exteriorizar sus frustraciones. La izquierda ha sido derrotada una y otra vez bajo el marco de la actual Constitución, ya sea por quienes creen en el libre mercado o por ellos mismos, mostrando su catadura moral -como la ladrona señora Villarán- o echando luz sobre todas las incapacidades y taras que afectan a sus propias filas. El momento puede ser todo menos constituyente. Ya el IEP ha mostrado que los resultados de ese proceso serían solo más autoritarios y curiosamente bastante más conservadores socialmente también. Por el bien de la mayoría de peruanos, hay que evitar una constituyente.

“La derecha” (y las comillas son porque el paraguas resulta muy amplio) no puede volver a presentarse en un frente partido. En la elección pasada el tarado improbable de Castillo Terrones llegó al poder más por los errores de la derecha que sus propias virtudes. Así las cosas, los líderes de las diferentes bancadas que creen en la libertad, en la propiedad privada y que aspiran a la paz deben consolidar un frente común en el que se posterguen los apetitos personales y se priorice la defensa de los ideales republicanos que deberían inspirar al frente que mencionamos. No es posible hablar de un futuro viable si es que los conflictos siguen dándose en el útero de la derecha.

Finalmente, la izquierda tiene que asumir políticamente el costo de la debacle castillista. El de Castillo fue el gobierno de todas las izquierdas. También el de la hoy parlante Verónika Mendoza que supo quedarse muy callada mientras su socio, el delincuente Castillo, hacía de las suyas. No es posible que la derecha no sepa enrostrarle a la izquierda reciente la responsabilidad por todo lo vivido. La derecha debe forzar a la izquierda a volver a convertirse en un interlocutor válido. Con nuevas caras y con nuevas ideas. Hace solo meses han apoyado a un golpista y hoy pretenden venir a dar lecciones de democracia. A otro perro con ese hueso, compañeritos.

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