OpiniónJueves, 23 de marzo de 2023
La farsa electoral, por Alberto López Núñez*
Alberto López Núñez
Politólogo y columnista de El Diario El Nacional de Venezuela

Lamento señalar que desde el 92 he estado clamando en el desierto respecto a la evaluación del 4F, de la naturaleza del régimen y de cómo actuar frente a él. Fui de los que contados con los dedos de una mano advertimos el potencial gravemente peligroso de Chávez, me quedé corto en mis predicciones respecto a la barbarie que se venía venir, es que el calamitoso estado de la Venezuela de hoy ni el más pesimista podía advertirlo. Renuncié a Copei en 1999, de quien había sido miembro de la dirección nacional, por la muy débil posición de este y AD, ante lo que considero el inicio de la dictadura, lo cual fue la toma del Congreso; a partir de allí el establishment fue condescendiente con el régimen, hasta el punto de que solamente hasta hace 2-3 años se le califica como dictadura, antes el liderazgo incurría en múltiples eufemismos para negar su carácter dictatorial y todavía la mayoría se niega a caracterizarlo como un régimen comunista. ¡Con oposición así, obvio que el régimen cada día es más fuerte!

El problema de la oposición venezolana es un pecado original: no tener una concepción estratégica del enemigo, y sí, es un enemigo en la terminología de Carl Schmitt, para quien “la esencia de las relaciones políticas es el antagonismo concreto originado a partir de la posibilidad efectiva de lucha. Lo político es, entonces, una conducta determinada por la posibilidad real de lucha; es también la comprensión de esa posibilidad concreta y la correcta distinción entre amigos y enemigos. El medio político es, por ende, un medio de combates concretos”. (https://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Schmitt).

La oposición TODAVÍA no ha comprendido que el socialismo del siglo XXI es la reencarnación del marxismo-leninismo en los baldres del marxismo cultural de Gramsci, el socialismo del siglo XXI busca la instauración de la dictadura a través de la hegemonía social, por lo tanto, no hay ninguna entidad de la sociedad política o civil que no esté bajo su dominio; en consecuencia, no acepta las reglas de juego del liberalismo político, y por lo tanto, no se puede luchar con él bajo las premisas de la competencia electoral, pues jamás se podrá obtener el triunfo, puesto que el dado (sistema electoral) está trucado. El que se haga elecciones no significa para nada que haya la mínima posibilidad de arrebatarles el poder por este medio, en Cuba también hacen elecciones, y no creo que nadie en su sano juicio (Francia Márquez y sus acólitos no lo están o lo que creo más son cínicos sinvergüenzas).

Como consecuencia de lo anterior, el ir a elecciones bajo las reglas de juego del chavomadurismo es sencillamente una farsa electoral, lo es desde la elección de la constituyente, en la cual una mayoría del país obtuvo una exigua minoría de constituyentes, y mediante el fraude desde el referéndum revocatorio de Chávez toda elección bajo el chavismo son trucadas, vaya a saber qué les pasó en la elección de la AN, que se dejaron ganar, quizás exceso de triunfalismo, pero aprendieron la lección y rápidamente reinstauraron el poder dictatorial anulando los poderes de la AN.

* Artículo publicado en el Diario El Nacional de Venezuela

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