Habiendo discutido la semana pasada (https://www.elnacional.com/opinion/la-farsa-electoral-2/) la ociosa vía electoral para derrocar la dictadura del socialismo del siglo XXI y ante la consuetudinaria respuesta de que es lo único que se puede hacer o la procaz alusión de que se critica pero no se proponen alternativas, voy a tratar de presentar mi humilde visión de lo que considero una vía larga y difícil pero la única para lograr ese cometido, considero que precisamente porque no rinde frutos en el corto plazo es la razón por la cual ha sido desechada por la mayoría, el resto por simple arrodillamiento al régimen.
La premisa básica de la visión aquí presentada es que el régimen es comunista (sí, no adscrito a la ortodoxia del marxismo-leninismo, pues esa ya no existe, pero si comunista en sus dos estamentos fundamentales: régimen de partido único y rol predominante del estado), y por lo tanto no se pueden seguir las reglas de juego de una democracia liberal, pues indefectiblemente se va a la derrota, como efectivamente ha sucedido.
La pregunta obvia, luego de afirmar esto, es si no es la vía electoral ¿cuál entonces? La primera vía a la cual se ha debido recurrir obviamente es la conspirativa, ir a los cuarteles a presentarle a los militares patriotas, esos que no se dejaron comprar por las bolsas de dinero o embaucar por el adoctrinamiento cubano, que el socialismo del siglo XXI significaba la eliminación de la institución militar tal como se concibe en un régimen democrático, que se iba a una dictadura hambreadora y represiva. Pero ese camino se tiene que tomar en el inicio del régimen, antes de que este aprisione los cuarteles por medio de la represión. Como no se tomó en el inicio, pues resultó imposible recurrir a ella a los pocos años de haberse instaurado el chavismo. Incluso sin haber sido esa la vía tomada, el vacío de poder el 11A, dos errores impidieron que se hubiese terminado con el régimen ese día: no haber designado como presidente un político fogueado que dominase la situación, pero aún con un empresario sin experiencia política se hubiese ido al éxito a no ser por la terquedad de los militares de no haber dejado que Chávez se fuera a Cuba y permitieron al régimen ganar tiempo y finalmente retomar el poder.
Creo que el punto de inflexión definitivo fue el referéndum revocatorio, la oposición ha debido aprender la lección y reconocer la inutilidad de la vía electoral, pues el chavismo ya tenía la fórmula del fraude aceitada como en toda dictadura comunista ¿qué hacer, entonces? Acá es donde se ha debido tomar la decisión trascendental de conformar un frente de resistencia popular que mediante la estrategia que voy a describir a continuación hubiese logrado la implosión del régimen.
Esta es una vía larga y difícil, pues supone ir de peldaño en peldaño hasta que el pueblo aprisione al régimen en vez de lo contrario. Presupone antes que todo un liderazgo de estadistas que piensen en la próxima generación y no en la próxima elección y de líderes patriotas, pues una salida posible es que el poder no vaya a ser logrado por ellos, sino incluso una o dos generaciones después.
La primera tarea es constituir una plana mayor que defina e implemente la estrategia de arranque de la conformación de ese ideario de resistencia popular, este grupo de líderes que debe estar claro en poner las divisiones internas en sordina en función del interés superior de la patria. Una vez dado este primer paso sigue el camino de la creación de una gran red de comités de resistencia en cada célula de la sociedad civil del país (barrios, urbanizaciones, sindicatos, escuelas, universidades, gremios, etcétera). Los “viejos” que vivieron la política de la V república se recordarán de los comités de base de AD y Copei, pues de algo similar estoy hablando.
El objetivo primordial de estos comités es la formación cívica y política de sus integrantes, que, en una metodología de bola de nieve, irán formando sucesivos integrantes hasta conformar una masa crítica suficiente para comenzar el trabajo de resistencia propiamente dicho. Una vez alcanzada esta se inicia el trabajo de protestas y acciones similares que enciendan el fragor “revolucionario” popular contra el régimen.
Poco a poco esta vía de resistencia a través de las protestas irán cercando al régimen hasta que el fervor de una inmensa mayoría haga que dentro del mismo régimen surjan divisiones que lleven a su implosión.
Dos apuntes marginales a este esbozo de camino de resistencia: es un trabajo a largo plazo, 15-20 años, nótese que hablo de implosión, pues los regímenes totalitarios solamente por esa vía es que caen. Si se hubiese comenzado en el 2000 ya con seguridad se hubiese caído el régimen, pero como por diversas razones que analizamos en el artículo anterior el liderazgo opositor se empeñó en la vía electoral, ya se perdió un cuarto de siglo y si no se comienza ya en la conformación de esa estrategia, pues el régimen se irá haciendo eterno.
Se me argumentará que es una utopía lo que estoy presentando. Respondo que no, hay experiencias históricas exitosas: 1) las revoluciones de 1989 fueron el desenlace de esta vía en Europa del Este, se inició en Polonia, porque acá es donde estaba más madura la resistencia liderada por el sindicato Solidarnosc, la acción del efecto juego de dominó llevó a la diseminación de la revolución de los países del bloque comunista en Europa oriental hasta que esto determinó la caída de la PCUS y la disolución de la URSS.2) Con menor éxito pero, sin embargo, con triunfos parciales (el choque de civilizaciones postulado por Huntington impidió el triunfo total) de la primavera árabe, que es el punto culminante de un movimiento sociopolítico heredero de lo que se denomina espíritu o corriente de 1968 anticolonialista —frente al exterior— y antiautoritaria —frente al interior— que no llegó a triunfar en su día y que ahora vuelve a resurgir —aunque con contradicciones—. Hay muchos otros eventos menores diseminados por el mundo que demuestran el éxito de la organización social en lograr reivindicaciones políticas. Incluso la generación del 28 y su largo camino de formación política a través de generaciones hasta lograr la implosión de la dictadura perezjimenista podría con cierta largueza argumentativa considerarse otro ejemplo de la vía larga y difícil pero la única exitosa hacia el derribo del socialismo del siglo XXI ¿Existirá el liderazgo que se anime a acabar con la farsa electoral e iniciar este largo camino hacia la redemocratización de Venezuela?
* Artículo publicado en el Diario El Nacional de Venezuela